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Volkswagen fabricará el e-Golf en China, y usará baterías de CATL

El anuncio del gobierno chino de poner en marcha nuevas normativas ambientales para los fabricantes de coches, que les obligará a alcanzar una cuota mínima de venta de eléctricos cada año a partir de 2018, ha supuesto un verdadero aliciente para la aceleración de los programas de marcas como Volkswagen.

Precisamente los alemanes podrían ser de los más castigados si no se ponen las pilas rápido. Para ello están preparando ampliar la producción de las líneas de la fábrica de Foshan, de donde salen en la actualidad los Golf gasolina destinados al mercado chino, y de donde en breve también se producirá la versión eléctrica.

A pesar de las presiones de los fabricantes alemanes, China mantiene sus cuotas de ventas de coches eléctricos a partir de 2018

Uno de los aspectos más llamativos de este movimiento, es que Volkswagen no mantendrá los acuerdos de suministro de baterías que tiene con LG y Samsung. En su lugar será la china Contemporary Amperex Technology (CALT) la que se encargará de la producción de baterías para el Golf eléctrico.

Gracias a este movimiento, Volkswagen podrá no sólo evitar los aranceles de importación de los vehículos desde Alemania, sino que además también podrá acceder a los subsidios que ofrece el gobierno de Pekín a los que fabriquen coches eléctricos dentro de China. Algo que les permitirá ganar en competitividad.

Y es que la cosa es muy seria. El gigante asiático se ha convertido en uno de los principales mercados para los fabricantes como VW. La cuestión es que a partir de 2018 entrarán en vigor nuevas normas sobre emisiones, que obligará a las marcas a alcanzar un 8% de su producción con vehículos electrificados, incluyendo híbridos, híbridos enchufables y eléctricos. Una cuota que se elevará hasta el 10% en 2019, y el 12% en 2020.

Esto significa que si un fabricante vende en China cada año por ejemplo, 1 millón de coches, bajo el nuevo sistema tendrá que alcanzar como mínimo los 80.000 coches con algún sistema de propulsión eléctrico, de los cuales como mínimo 16.000 tendrán que ser coches eléctricos con una autonomía oficial de al menos 350 kilómetros.

Y el pasado año Volkswagen ha vendido nada menos que 4 millones de coches en China. Las cuentas son tan claras como preocupantes para los alemanes, que tendrán que tratar de llegar a unas ventas de 64.000 coches eléctricos en 2018.

Esto obligará no sólo a poner en marcha la producción local del e-Golf, sino también a ampliar de forma drástica su oferta tanto con modelos de bajo coste, como también con híbridos e híbridos enchufables. Todo un reto que empujará la economía de escala de todo el sector, y con ello bajará los precios de componentes como las baterías.

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Vía | Autonews

 

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