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¿Está General Motors intentando matar al Opel Ampera-e?

La corta vida comercial del Opel Ampera-e ha sido, cuanto menos, complicada. Concebido como la versión europea del Chevrolet Bolt, el objetivo de este modelo era el de competir contra los exitosos Nissan LEAF y Renault ZOE, e incluso en los mercados del norte con los premium Volkswagen e-Golf y BMW i3.

Tenía y tiene argumentos de sobra para ser un rival muy duro. Una enorme batería LG Chem de 60 kWh, que le otorga una autonomía de 380 km bajo el realista ciclo de homologación WLTP, un prestacional pero eficiente motor de 200 cv, y una gran cantidad de espacio interior y equipamiento bajo el envoltorio de un monovolumen pequeño, configuración que lo hace ideal tanto para ciudad como para viajes. Su único pero, un precio algo elevado, si bien es cierto que hasta la llegada del Tesla Model 3 y del LEAF de 60 kWh nadie ofrece tanto por un precio similar.

Sin embargo, el futuro de este modelo no podría ser más negro en el viejo continente. Después de recibir una cantidad de pedidos que superó todas las expectativas en países como Noruega, Opel tuvo que pedir a sus concesiones que dejaran de tramitar nuevas reservas, pues no podían hacer frente a la demanda existente debido a las pocas remesas que llegaban desde Estados Unidos. Y recientemente, el Ampera-e ha visto aumentado su precio en Dinamarca y Noruega en 5.700 y 4.700 euros respectivamente, hecho del que culpa Opel a General Motors. Esta situación contrasta enormemente con la del Bolt, modelo que a pesar de haber empezado de forma tibia ha resuelto sus problemas de falta de stock, convirtiéndose en el segundo coche eléctrico más vendido de Estados Unidos en lo que va de año. ¿A qué se debe esta falta de interés por parte de General Motors con el Ampera-e?

En primer lugar, es conveniente recordar que Opel ha dejado de pertenecer a General Motors recientemente, pues ha sido vendida al grupo PSA Peugeot-Citroën. A pesar de ello, GM y Opel llegaron a un acuerdo que permitía a la segunda distribuir el Ampera-e en Europa.

A esto se une que el Chevrolet Bolt es un modelo muy poco rentable. Su motor, sus baterías, sus sistemas de gestión y hasta su sistema multimedia han sido diseñados por LG, lo que hace que con cada Bolt vendido GM pierda dinero. Si a eso le sumamos el precio del transporte desde América, los aranceles y el margen de beneficio de Opel, por pequeño que sea, tenemos como resultado que el Ampera-e es un desastre económico para GM.

Probablemente por ello, han decidido elevar su precio y fabricar muy pocas unidades, buscando que Opel rompa el acuerdo y deje de distribuir el Ampera-e. PSA tampoco parece muy interesada en el modelo, pues en el recién revelado plan estratégico de Opel hasta 2024, que contempla electrificar toda su gama en apenas siete años y la llegada de nuevos modelos 100% eléctricos como uno basado en el Corsa de nueva generación, no se hace ninguna mención al Ampera-e. Algo por otro lado lógico, pues no utiliza ningún componente del grupo PSA, y las sinergias son muy importantes de cara a la reducción de costes.

Parece por lo tanto que el Ampera-e tiene los días contados, pues ni a GM ni a PSA les conviene que se siga fabricando el modelo. Por otro lado, tampoco podemos esperar el desembarco del Bolt en Europa, pues GM ha decidido retirarse de este mercado. Los únicos que pierden con su desaparición son los consumidores, que no podrán acceder a un vehículo de características sobresalientes.

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