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Los monoplazas eléctricos toman Pebble Beach: Mercedes-Benz EQ Silver Arrow e Infiniti Prototype 10

Estos días, está teniendo lugar en California uno de los certámenes automovilísticos más prestigiosos del mundo entero: el Concurso de Elegancia de Pebble Beach, en el que se dan cita fabricantes de vehículos, preparadores y coleccionistas para crear una de las exposiciones más exclusivas del planeta. Más allá de los numerosos clásicos valorados en millones de dólares, este evento es utilizado por muchas marcas para presentar propuestas de diseño conceptuales.

Este es el caso de Mercedes-Benz e Infiniti, que han aprovechado el Concurso para presentar sendos prototipos 100% eléctricos que son, a grandes rasgos, un estudio de diseño sin ninguna posibilidad de llegar a la calle. Sin embargo, siempre es interesante ver como la mayoría de las marcas están apostando ya de forma general por crear sus concept cars sobre trenes motrices eléctricos.

El Infiniti Prototype 10 es un vehículo monoplaza inspirado en las clásicas barchettas de competición de los años 50. El cockpit está situado en el lado izquierdo en lugar de centrado, mientras que el lado derecho del vehículo está destinado a albergar una enorme toma de aire que tiene como objetivo refrigerar los sistemas del coche en circuito.

El diseño del coche bebe del Q Inspiration Concept, y si bien no llegará a producción, como trabajo estético el resultado es muy interesante. El proyecto lo firma el nuevo director ejecutivo de diseño de la marca, Karim Habib, procedente de BMW. Infiniti no ha dado detalles técnicos del prototipo más allá de que utiliza un solo motor eléctrico en posición trasera.

Del Mercedes-Benz EQ Silver Arrow sí que se tienen muchos más datos: este enorme coche de 5,3 metros de largo dispone de una potencia total de 750 cv. Su batería es de 80 kWh de capacidad, y según la marca, bajo el nuevo ciclo de homologación WLTP es capaz de conseguir superar los 400 km de autonomía. Teniendo en cuenta su tamaño, no es una mala cifra.

Este coche está inspirado en el Mercedes-Benz W125 Rekordwagen de 1937, un cazarécords que construyó la marca alemana en una época en la que este tipo de vehículos eran un símbolo de poderío nacional. Con dicho prototipo Rudolf Caracciola alcanzó una velocidad de 432,7 km/h en la autopista que une las ciudades de Frankfurt y Darmstadt, lo que nos da una idea de lo avanzado de aquel vehículo.

El cockpit del modelo alemán equipa una pantalla panorámica que muestra imágenes en 3D (realidad aumentada). Además, el coche cuenta con un sistema de Inteligencia Artificial.

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