Elon Musk, el director ejecutivo de Tesla, ha anunciado que la compañía californiana podría hacerse con el control de la planta que General Motors ha decidido cerrar en Ohio como parte de su estrategia para disminuir costes y volverse más rentable. Esta fábrica está situada en Lordstown, y su cierre ha provocado un enorme enfado en el presidente Donald Trump, pues el estado de Ohio fue una de las regiones clave para su triunfo en las elecciones, entre otras cosas tras prometer que volvería a llevar empleo a la zona.
En una entrevista en el programa 60 Minutes del pasado 9 de diciembre, Musk hizo saber que Tesla podría estar interesada en la compra de una de las tres plantas de ensamblaje de vehículos que General Motors va a cerrar en Estados Unidos en el año 2019. El pasado lunes, el gobernador saliente de Ohio, John Kasich, twitteó a Musk diciéndole que «no hay mejores trabajadores que los trabajadores de Ohio. Lordstown está lista para usted». Musk respondió «gracias, lo tendremos en cuenta el próximo año».
Actualmente, la planta de Lordstown se encarga de la producción del modelo compacto Chevrolet Cruze, el cual desaparecerá próximamente del mercado junto con otros vehículos como el Chevrolet Volt o el Buick LaCrosse. Trump ha presionado a General Motors amenazando con eliminar el crédito fiscal de 7.500 dólares para coches eléctricos que tantos beneficios está dando a la compañía estadounidense.
Por un lado, a General Motors le interesaría la venta de su planta en Ohio a Tesla, pues serviría para disminuir la enorme presión política a la que se está viendo sometida tras esta decisión; además, la venta les permitiría sacar rendimiento económico a una fábrica que probablemente hubiera quedado vacía y sin comprador una vez cesara la producción de vehículos en ella.
Por otro, lo cierto es que ahora que General Motors ha decidido centrarse en la producción y el desarrollo de coches eléctricos, facilitar su expansión a la que probablemente será una de sus mayores rivales no parece una estrategia realmente beneficiosa a medio y largo plazo. Con todo, es bastante probable que a estas alturas la multinacional americana no tenga margen de maniobra y la solución de vender la fábrica a Tesla sea la menos negativa.
En caso de que Tesla decida adquirir esta planta, probablemente se destine a la producción del Model Y, el cual debería empezar a fabricarse a lo largo de 2020 tras su presentación en 2019. Teniendo en cuenta que este D-SUV seguramente tenga más demanda incluso que el Model 3, una fábrica de grandes dimensiones como la de Ohio sería perfecta para su producción.
Fuente | Reuters
