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El esfuerzo por producir coches eléctricos en China, permitirá a Volkswagen lograr una importante economía de escala que bajará los costes en todo el mundo

El grupo Volkswagen es sin duda el fabricante tradicional que más fuerte está apostando por la transformación hacia el coche eléctrico. Después del trauma del Dieselgate, ahora los alemanes han puesto en marcha un gigantesco plan para producir millones de coches. Pero para lograr esas cifras los costes tendrán que bajar, algo que VW logrará gracias al músculo que están desarrollando en China y que permitirá expandir la apuesta a todo el mundo.

Y es que en China las autoridades han puesto la mirada en el sector del transporte como uno de los principales causantes de las pavorosas cifras de emisiones contaminantes de sus ciudades. Para ello han puesto en marcha un plan de cuotas que obliga a las marcas desde este año a lograr una cierta cantidad de ventas, que se incrementa cada año. Por lo tanto no es suficiente con tener coches eléctricos, sino que hay que venderlos.

Para ello Volkswagen está realizando una importante inversión en la adaptación de dos grandes fábricas en suelo chino, que una vez adaptadas tendrán una capacidad de producción de 600.000 unidades al año ya a finales del próximo año. Una cifra que permitirá al grupo alcanzar el objetivo de lograr fabricar 1 millón de coches eléctricos cada año en 2022, y engrasar la maquinaria para lograr el gran objetivo, 22 millones de entregas en 2028, de las cuales 11.6 millones serán fabricadas en China. Un ejemplo gráfico de la importancia del gigante asiático para el proyecto eléctrico de VW.

La velocidad de la escalada de producción de modelos eléctricos para fabricantes ya establecidos como Volkswagen tiene a su favor el poder usar las fábricas existentes y a su extensa red de suministradores. Algo que permite amortiguar el elevado coste de la transición hacia la electrificación que tendrá en la economía de escala una de sus claves.Algo que para los expertos Volkswagen está logrando desarrollar de una forma mucho más rápido que sus rivales tradicionales, como BMW o Mercedes, y también que otros protagonistas de la industria del coche eléctrico, como la Alianza Renault-Nissan y los americanos de General Motors.

El objetivo es lograr producir coches eléctricos por debajo de los 20.000 euros. Para lograrlo hará falta esa economía de escala que Volkswagen ya está engrasando con la preparación de hasta 8 fábricas en todo el mundo, que tendrán que estar listas para comenzar su producción a lo largo de 2022.

Una de las claves para Volkswagen será el uso de una única plataforma que será utilizada por sus diferentes marcas, y que permitirá además ofrecer modelos de un amplio espectro de segmentos. La plataforma MEB, que sin duda será una de las grandes protagonistas al evitar el coste de que cada marca desarrolle su propio diseño para adaptarla a su oferta.

El principal problema es que este monumental proyecto, unos 30.000 millones de euros, tendrá que ser financiado de alguna forma. Para ello Volkswagen planea el incremento de ventas de sus rentables SUV en un 40% para 2020, lo que supondrá un importante incremento respecto al 23% que han logrado en 2018.

También está la cuestión del suministro de baterías, que puede convertirse en el principal cuello de botella para los grandes grupos que deben dar pasos para producir sus propias celdas y packs. Algo en lo que VW también está invirtiendo mediante su acuerdo con la sueca Northvolt. Pero hablamos de inversiones a dos o tres años vista, finalización de las fábricas, que no darán resultados a gran escala hasta dentro tres o cuatro años.

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Pero mientras tanto con los ingresos procedentes de los todocaminos, VW pondrá a pleno funcionamiento la planta de Zwickau, que será la primera en suelo europeo transformada para producir solo coches eléctricos, y cuyos trabajos están a punto de terminar, lo que permitirá arrancar la producción general más allá de las líneas experimentales usadas hasta ahora. Una planta que contará con una capacidad de producción de 330.000 unidades al año cuando logre su máxima velocidad, algo que se espera logren en 2021.

A esta acompañarán también la adaptación de la fábrica de Emden, Desden, así como la situada en Mlada Bolestav, República Checa, y Chattanooga, Estados Unidos. Un amplio proyecto en el que de momento no vemos por ninguna parte la palabra España, que parece se quedará al menos en esta primera fase fuera de las grandes inversiones del grupo.

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Vía | Reuters

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