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Toyota espera poder incrementar la producción de los coches a hidrógeno hasta las 200.000 unidades en 2025

La semana pasada podíamos conocer los primeros datos y el aspecto que tendrá la nueva generación del Toyota Mirai. Un modelo a hidrógeno que verá como la nueva generación no sólo le permitirá renovar su aspecto, sino que además vendrá acompañado por una importante reducción de coste y un salto adelante productivo más que llamativo.

Toyota ha sido uno de los fabricantes más conservadores en cuanto a la adopción de los coches eléctricos. Una posición que ha defendido por la presunta baja demanda de los mismos en los mercados clave. Una demanda que argumentaba era reducida por cuestiones como la poca autonomía, y los elevados tiempos de carga. A pesar de ello esto no significa que los japoneses no hayan trabajado en ampliar su oferta, y como ejemplo el plan de ofrecer una versión electrificada de cada uno de sus modelos en los próximos 5 años, y 10 vehículos totalmente eléctricos a principios de la próxima década.

Al mismo tiempo Toyota ha mantenido su decidida y parece que irrenunciable apuesta por los coches a hidrógeno. Una estrategia que desde el fabricante se ha defendido como una forma de diversificar las oportunidades hasta ver hacia dónde se inclinará el mercado.

Y eso a pesar del elevado tiempo que los nipones llevan intentando hacer de las pilas de combustible una alternativa viable. Como recordamos, Toyota comenzó a desarrollar vehículos a hidrógeno hace más de 20 años, pero el progreso ha sido lento debido a los altos costes de los materiales y los problemas para extender una mínima infraestructura de repostaje.

Ahora los recientes avances tecnológicos han permitido reducir a la mitad los costes de los sistemas a hidrógeno de una generación a otra, lo que ha elevado la moral dentro de Toyota y que les ha llevado a estimar que las ventas aumentarán de las apenas 3.000 unidades en 2018, que pasarán hasta las 30.000 en 2020, y llegando a las 200.000 en 2025.

Esto será posible si Toyota logra continuar reduciendo el coste de las pilas de combustible, que según la propia marca no lograrán igualar los precios de los híbridos hasta 2030. Algo que nos indica que en 2025 esperan vender 200.000 unidades de una alternativa más costosa que los eléctricos a batería, y sin apenas infraestructura de recarga. Sin duda una combinación que hace de la tarea una labor más que difícil sin un fuerte apoyo público.

Esta posición de Toyota choca con la de otras marcas con las que han llegado a un acuerdo para el desarrollo de sistemas a hidrógeno, como BMW o General Motors, que al mismo tiempo que trabajaban en el futuro coche a hidrógeno, lanzaban una oferta de vehículos eléctricos, dejando a la propia Toyota y a Honda como los únicos con modelos a hidrógeno como única alternativa 100% eléctrica. Una Honda que en 2020 abandonará este club al poner a la venta su primer eléctrico 100% global.

Una tecnología la del hidrógeno que no logra convencer a los clientes incluso en las regiones más favorables a la misma, como California, donde los diferentes gobiernos se han gastado cientos de millones de dólares en crear una red de repostaje. Pero incluso allí los primeros clientes del Toyota Mirai están devolviendo sus coches por los muchos problemas que supone su uso en el día a día. Tanto por la ausencia de hidrogeneras, los problemas de funcionamiento de muchas, hasta el poco espacio de carga con el que cuenta el Mirai por culpa de los depósitos de hidrógeno, que le hacen poco atractivo para las familias.

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