De acuerdo con el director ejecutivo de Volkswagen, Herbert Diess, el gigante alemán necesita acometer una serie de reformas para no sufrir el mismo destino que Nokia, que pasó de dominar el mercado de la telefonía móvil a ser superada por numerosos fabricantes debido a que no se adaptó a tiempo a los rápidos cambios que sufrió el mercado con la llegada de los smartphones.
El grupo Volkswagen quiere aumentar su valor de 91.000 millones de euros a 200.000 millones mediante la renovación de activos, la reducción de costes y la apuesta por tecnologías como el coche eléctrico, autónomo y conectado. Por ello, el fabricante germano está realizando una ingente inversión para crear una completa gama de coches eléctricos bajo sus numerosas marcas (Audi, SEAT, CUPRA, Skoda, Porsche, Lamborghini, Bentley, Bugatti…).
«La gran pregunta es: ¿somos lo suficientemente rápidos?», le preguntó Diess a los altos directivos de Volkswagen tras una reunión de la junta mundial del fabricante el jueves. «Si continuamos a nuestra velocidad actual, será muy difícil. La era de los fabricantes de automóviles clásicos ha terminado». Esta actitud contrasta con la de otros grupos como BMW, que prefiere tomarse la transición al coche eléctrico con más calma.
Para poder pasar de ser un fabricante de automóviles tradicional a un productor de coches autónomos y conectados, Volkswagen tendrá que recortar costes y mejorar su eficiencia. Además, la compañía quiere controlar el software y la electrónica de sus vehículos, un apartado que será de gran importancia en los próximos años (algunas marcas ya han comenzado a emplear software de terceros en sus productos como hacen desde hace tiempo la mayoría de fabricantes de smartphones; por ejemplo, Volvo y Polestar han sido las primeras firmas en utilizar el sistema operativo Android en sus vehículos).
Debido al complejo desarrollo de su propio sistema operativo, la firma alemana tendrá que actualizar numerosas unidades del compacto eléctrico ID.3 antes de que comiencen sus entregas en verano, si bien a medio plazo este esfuerzo probablemente permita al grupo ser infinitamente más competitivo e incluso ofrecer su software a otros fabricantes.
«En resumen, este es probablemente el desafío más difícil al que Volkswagen se ha enfrentado». La marca quiere reducir la complejidad de sus automóviles y sus costes, así como aumentar su productividad; para ello, reducirá los recursos dedicados al desarrollo de la pila de combustible de hidrógeno, pues de acuerdo con Diess esta tecnología no será tan competitiva como las baterías durante como mínimo una década.
Fuente | Reuters
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