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Los diferentes tipos de recarga del vehículo eléctrico

La movilidad eléctrica avanza en nuestro país y el vehículo eléctrico está cada vez más presente en las carreteras. Sin embargo, las posibilidades para cargar este tipo de vehículos suelen ser una de las incógnitas para quienes se plantean su compra.

Cargar un coche eléctrico no es muy diferente a cargar cualquier otro tipo de aparato: se conecta a la corriente eléctrica hasta que sus baterías consiguen almacenar la energía que necesitan. Aunque los modos de recarga están en constante investigación y mejora, en la actualidad se suelen dividir por la velocidad de carga, dependiendo si es recarga lenta y recarga rápida, y esta a su vez, cuenta con distintos subtipos (semi-rápida, rápida, ultra-rápida):

  • Recarga súper lenta. Es poco frecuente y apenas se encuentran puntos de recarga de este tipo. Se da cuando la intensidad de la corriente se limita a 10 amperios o menos por no disponer de una instalación eléctrica adecuada. Este tipo de recarga suele realizarse a través de un conector doméstico tipo schuko, denominado modo carga tipo 2.
  • Recarga lenta. Por su sencillez, es la más habitual del mercado. También se llama carga vinculada, convencional, normal o estándar lenta. Cualquier vehículo eléctrico la soporta y puede realizarse en una vivienda, para ello existen dos opciones de recarga:
    Modo de carga tipo 2, conectando el vehículo a la corriente con un conector doméstico tipo schuko, donde se producirá una carga con corriente alterna monofásica a 230V, 16 A y con 3,7 kW de potencia máxima.
  • Modo de carga tipo 3, instalando un punto de recarga destinado exclusivamente a recargar vehículos eléctricos. Este punto de recarga incorpora sistemas de protección tanto para la instalación eléctrica como para el vehículo. Permite recarga monofásica y trifásica, por lo que podemos cargar el vehículo tanto a 3,7 kW como a potencias mayores como 7,4 ya que admite hasta 32A.

La carga lenta es la opción más recomendada para cargar las baterías, ya que es la más segura y maximiza la vida útil de la batería, además, si no tenemos acceso a cargadores públicos de esta potencia, podemos instalarlos en nuestra casa y recargar en nuestra propia plaza de garaje durante la noche.

Además, fabricantes como BMW, Volkswagen, Nissan o Hyundai recomiendan utilizar este tipo de carga como recarga habitual y tratar de minimizar el uso de la carga rápida para mantener la batería en condiciones óptimas y prolongar su vida.

La AEDIVE (Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico) también se suma a esta recomendación. Señala que será la opción más cómoda y normalmente la más barata si aprovechamos la tarifa súper valle y las tarifas por tramos.

Recarga semirápida. Este tipo de recarga es la que encontraremos habitualmente en espacios públicos, como empresas o aparcamientos públicos. Se realiza a una potencia mayor de 7,4 kW (normalmente entre 11 kW y 22 kW)
. Aunque la velocidad de carga se reduce, esta sí necesita la instalación de un punto fijo de recarga modo 3. En el caso de las viviendas particulares, no es recomendable debido a la gran potencia de la instalación, lo que supone un considerable aumento de los costes de carga.

Este tipo de recarga solo debe usarse en casos puntuales y mantener como preferente la recarga convencional o lenta si queremos alargar la vida del motor.

Recarga rápida. La potencia a partir de la que llamamos “carga rápida” es de unos 43 kW – 50 kW. Es más rápida que en los casos anteriores, aunque como siempre, depende de la capacidad del coche, pero en una media de una hora, podremos cargar al batería. Está pensada para las estaciones de uso público exteriores que supongan un punto de recarga para trayectos largos o situaciones concretas en las que tengamos poco tiempo para recargar el vehículo, como las electrolineras.

La reducción de tiempos de carga puede considerarse como su principal ventaja, pero hay ciertos inconvenientes que debemos tener en cuenta. No es aconsejable utilizar este sistema para la carga diaria, ya que puede dañar la batería si la utilizamos habitualmente. Por otro lado, resulta más caro que recurrir a la carga lenta.

Recarga ultra rápida. Para las electrolineras de carretera, cuyo objetivo es la carga de los vehículos en viajes largos, y se hace necesario reducir aún más los tiempos de carga, se instalan cargadores de potencia todavía mayor, actualmente se pueden encontrar cargadores de 80 kW e incluso mayores (hasta 150 kW) y en este caso la carga se realiza en corriente continua.

Como vemos, podemos utilizar diferentes alternativas para recargar nuestro vehículo y tenerlo a punto para salir, siempre priorizando los sistemas de recarga más eficaces, rápidos y respetuosos con la vida de la batería.

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