Mientras estamos todavía en una fase inicial donde vemos el rendimiento a largo plazo de los primeros coches eléctricos, ya está sobre la mesa una nueva generación de baterías que han sido bautizadas con el nombre de las «baterías del millón de millas» y que prometen una durabilidad incluso muy superior a las actuales. Algo que tendrá un fuerte impacto en diferentes aspectos e industrias más allá de lo que podríamos pensar.
Por un lado está su duración. Un millón de millas son 1.6 millones de kilómetros, que es una distancia que supera normalmente varias veces la duración del propio coche, y que significaría recorrer unos 220 kilómetros cada día, los 365 días del año y durante 20 años seguidos. Algo que nos indica que este tipo de batería cambiará de forma radical muchos de los aspectos actuales de sectores como el transporte, pero también la energía.
Por un lado está claro que las baterías durarán bastante más que la vida útil del vehículo. Algo que supondrá que esta tendrá que ser reutilizada incluso varias veces, por ejemplo en una primera fase en un costoso vehículo deportivo o una berlina premium. Sectores donde es más fácil compensar el elevado coste de las baterías. Una vez que el coche ha llegado a su final, después de 200.000 o 300.000 kilómetros recorridos, esta batería podría pasar a un vehículo industrial, como un taxi, que podría hacerse con una duradera batería con un coste más asequible.
Un pack que podría funcionar durante otros 500.000 o 600.000 kilómetros sin perder demasiada capacidad, para posteriormente pasar a ofrecer un servicio como almacenamiento eléctrico de la red o residencial.
El mercado de segunda mano
Otro de los apartados que sufrirán un fuerte impacto por la llegada de esta batería casi inmortal será el mercado de ocasión de coches eléctricos. La batería es precisamente una de las principales preocupaciones de los clientes a la hora de adquirir un coche eléctrico de segunda mano. El no saber su estado de una forma fácil y rápida puede frenar a algunos de esta interesante opción.
Con una batería con una vida útil tan larga como esta, se podrían disipar estos temores haciendo del mercado de ocasión un apartado más interesante, pero que también puede hacer que la devaluación del vehículo pueda ser menor.
Impacto ambiental
Debido a que muchas plantas de producción de energía todavía usan parte de electricidad procedente de fuentes no renovables, la fabricación de baterías tiene un componente contaminante. Un aspecto que con baterías con una vida útil extremadamente larga podría minimizarse ya que no será necesario hacer tantas.
También se reducirán los desperdicios y el consumo energético de los procesos de reciclado. Una industria que por otra parte verá reducida su capacidad para recuperar elementos escasos y costosos como el cobalto, que tendrá su efecto en la demanda de este mineral. Un aspecto sobre el que ya están trabajando los principales desarrolladores que están logrando reducir a la mínima expresión el uso de este material, e incluso algunas marcas ya cuentan con prototipos totalmente libres de cobalto.
Según Gavin Harper del Instituto Faraday, aunque las baterías del millón de millas pueden dar la impresión de que van a necesitar menos baterías y, por lo tanto, menos materias primas en general, esto también puede aumentar la demanda de baterías porque «a menudo cuando mejoramos la eficiencia, simplemente terminamos consumiendo más«.
A pesar de todo, incluso este escenario la transformación del transporte hacia formas más sostenibles seguiría teniendo sentido desde un punto de vista de la reducción de emisiones y la sostenibilidad: Según Harper: «si estas nuevas baterías desplazan los sistemas basados en combustibles fósiles, esto podría acelerar nuestra transición a la descarbonización».
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