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¿Por qué la industria de los combustibles fósiles lidera la apuesta por el hidrógeno verde? Puertas giratorias, fondos públicos y mantenimiento del actual sistema

Desde hace unos meses hemos visto como la ofensiva por recuperar el almacenamiento de energía en forma de hidrógeno ha vivido un enorme impulso a raíz del impacto de la pandemia y sobre todo, al calor de los ingentes fondos de recuperación que buscarán una salida más «verde» en el aspecto energético. Una combinación que ha atraía a la industria del gas y el petróleo que ha encontrado en el mantra del hidrógeno verde una puerta a mantener su actual negocio, ampliar su vigencia y de paso hacerse con unos buenos miles de millones de fondos públicos.

Así lo indica el último informe del grupo de investigación Corporate Europe Observatory (CEO) que ha publicado un demoledor informe que pone sobre la mesa los peligros de la apuesta de Europa por el hidrógeno verde, que está siendo capitalizado principalmente por la industria de los combustibles fósiles.

Según los responsables del estudio, la Estrategia Europea del Hidrógeno anunciada por la Comisión Europea en julio, es un «caballo de Troya» de la industria del gas que logró asegurarse la captación masiva de fondos públicos para las nuevas inversiones. Esa es una de las conclusiones de un nuevo informe de investigación titulado «El boom del hidrógeno: ¿cuento de hadas de la industria del gas o historia de terror climático?, que se basa en un análisis de más de 200 documentos de la Comisión Europea obtenidos a través de los mecanismos públicos que pone a disposición el organismo europeo.

El estudio indica que la industria del gas y el petróleo ha creado un poderoso grupo de presión que se dedica a influir en las decisiones de los directivos de la Comisión Europea. Todo con el objetivo de que «la industria del gas se asegura un futuro lucrativo, lo cual representa un grave peligro para el clima, así como para las comunidades y ecosistemas afectados por el extractivismo de combustibles fósiles«.

Además, sostiene el informe que el lobby del hidrógeno, cuyos principales actores son las empresas de gas, ha declarado un gasto anual de 58,6 millones de euros para intentar influir en la formulación de políticas de Bruselas, aunque se sospecha que la cifra real es mucho mayor.

Una de las señales más evidentes de las prácticas que está realizando este lobby, son las puertas giratorias. Así se describe en el informe el elevado número de personal que ha pasado a formar parte de  iniciativas como Hydrogen Europe y del Hydrogen Council, dos de los principales grupos de presión responsables de crear el boom del hidrógeno, y que además de captar personal dentro de la UE, está financiada por la consultora FTI Consulting, la misma empresa acusada en Estados Unidos de crear falsas organizaciones sociales a favor de los combustibles fósiles por encargo de la industria del gas y el petróleo.

La pregunta que muchos se hacen hasta este punto es qué problema hay en que la industria de los combustibles se fije en la producción de hidrógeno. Un vector energético que podría ayudar a descarbonizar sectores como el del transporte pesado.

La respuesta es que según el informe de CEO, el apoyo de estos no busca descarbonizar el sector sino aprovechar las inversiones para mantener su modelo de negocio actual con el gas. Y es que aunque el hidrógeno verde sea el objetivo, la realidad es que a corto y medio plazo la casi totalidad del propio hidrógeno tendrá su origen en los combustibles fósiles. Algo que permitirá a la industria, principalmente del gas, perpetuar su sistema al amparo económico y legal de la UE. Como ejemplo, la producción actual del hidrógeno no llega a una tasa del 0.1% procedente de fuentes renovables o de bajas en emisiones, lo que supondrá en la práctica que durante las próximas décadas seguiremos produciendo la mayor parte con gas.

A esto se puede añadir que según el informe «el hidrógeno ‘verde’ procederá en un 50% de Ucrania y el norte de África, continuando la relación neocolonial que ha caracterizado la política energética de la UE hasta hoy, extrayendo recursos dejando atrás lo político, social, e impactos ambientales«.

La concusión del estudio indica que si queremos hacer una verdadera transición ambiental, no se puede apostar por tecnologías como la captura de emisiones o el hidrógeno verde que todavía no han demostrado tener capacidad para convertirse en una alternativa a corto o medio plazo, lo que perpetuará la influencia y los problemas que supone seguir dependiendo de la industria de los combustibles fósiles que además lastrará la competitividad energética de Europa.

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Fuente | Corporateeurope

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