Sin duda el Citroën DS es uno de los modelos más carismáticos de la marca de los chevrones, en su momento toda una primicia tecnológica. Actualmente DS es una marca más de Stellantis y hace sus pinitos en la electromovilidad, pero ¿por qué no hacer eso con el auténtico Citroën DS? Lo que vemos es un restomod encargado por un cliente de Electrogenic, una empresa especializada del Reino Unido en este tipo de conversiones.
El modelo base es un Citroën DS de 1972 al que se le ha retirado el motor de combustión original de cuatro cilindros. En su lugar monta un motor Netgain Hyper 9, sin escobillas, con una potencia de 90 kW/122 CV -más que el original- y un par máximo de 235 Nm. Mantiene la caja de cambios de serie, por lo que variando la relación con la palanca satélite del volante acelera más o menos rápido, pero no es estrictamente necesario embragar ni cambiar.
En cuanto al característico sistema de suspensión hidroneumática del DS, se ha mantenido gracias al empleo de una bomba eléctrica. Por lo tanto, el coche mantiene una de sus ventajas más apreciadas, su confort de marcha, ventaja inherente al sistema de Citroën. Respecto al sistema original supone un ahorro en sonoridad, ya que era el motor de gasolina el encargado de aportar presión al circuito hidráulico.
En el exterior la conversión pasa totalmente inadvertida, salvo por dos detalles: ya no tiene sistema de escape y en el portón del maletero lleva una placa que pone «DS EV Électronique». Por dentro, nada hace sospechar a priori que se trata de un coche eléctrico. Al levantar la tapa de la aleta trasera derecha se descubre el puerto de recarga, capaz de aceptar 29 kW de potencia.
Sus baterías de 50 kWh le permiten recorrer unos 225 kilómetros y recargar en unas dos horas a máxima potencia. Para aquellos que encarguen una conversión igual, es posible añadir más celdas de batería para añadir casi 100 kilómetros más de autonomía. Así, este «neo clásico» se vuelve bastante utilizable, a diferencia de conversiones más simples con baterías de plomo, recarga lenta y motores de muy escasa potencia.
A la experiencia de conducción cómoda del DS se le suma ahora un completo silencio y la despreocupación de normativas que penalicen los tubos de escape. Tanto en el Reino Unido como en la vecina Francia este tipo de conversiones son administrativamente hablando sencillas de realizar. No es así en España, donde este proceso se encontraría con múltiples trabas y costes importantes a añadir a la conversión en sí.