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El Gobierno de Estados Unidos inyectará 209 millones de dólares para i+D en baterías y reducir la dependencia exterior

En los últimos años, a partir de las políticas del presidente Donald Trump, los fabricantes de Estados Unidos están tratando de repatriar producción a su suelo, especialmente de modelos de alta tecnología, y generar empleo de calidad y producción de mayor valor. El sucesor en la Casa Blanca, Joe Biden, no se ha apartado de dicha política. A través del Department of Energy (DoE), dependiente del gobierno federal, se inyectarán el equivalente a más de 180 millones de euros en i+D.

Los fondos están destinados a 26 laboratorios nacionales que están trabajando en vehículos eléctricos, baterías y conectividad. Estas tecnologías son clave para que el país no pierda el tren de la innovación y su industria automotriz se vea superada por la pujanza de europeos y asiáticos. Las baterías de iones de litio son uno de los aspectos clave en las investigaciones apoyadas con el dinero de los contribuyentes.

Además, el Laboratorio Nacional de Argonne, que depende del DoE, ha anunciado una alianza público-privada llamada Li-Bridge, que tratará de poner en contacto a los distintos actores industriales para eliminar todos los agujeros en la cadena de valor de baterías, desde la obtención de las materias primas hasta el proceso de reciclaje de celdas fuera de uso. También tratará de coordinar esfuerzos para que mejore la cooperación entre distintos actores industriales ya existentes.

A través del Consorcio Federal de Baterías Avanzadas (FCAB) -iniciativa del DoE también- se publicó la hoja de ruta para los siguientes años de la década, National Blueprint for Lithium Batteries, 2021-2030. Los objetivos de dicha hoja de ruta consisten en asegurar que Estados Unidos consigue la competitividad necesaria a largo plazo en la cadena de valor mundial.

De momento tienen que reducir la dependencia de proveedores extranjeros, que ya han demostrado que no pueden mantener un suministro fiable y estable de materias primas o componentes, produciendo costosas interrupciones de trabajo de las fábricas. Otro objetivo es estabilizar la red eléctrica mediante el almacenamiento de energía. Hay cuatro objetivos principales a resolver por estas iniciativas:

  • Reducir de forma significativa tanto el coste como el tamaño de las baterías de nueva generación
  • Hacer progresos en recarga ultrarrápida para permitir cargas completas en menos de 15 minutos
  • Mitigar potenciales problemas en la red eléctrica cuando decenas de millones de vehículos se estén cargando
  • Perfilar comunicaciones entre vehículos (V2V) y tecnologías de control que reduzcan el consumo de energía y emisiones

Estamos viendo iniciativas similares en la Unión Europea para poder localizar en nuestro suelo la cadena de valor entera de baterías, y reducir la dependencia del exterior. Por ejemplo, en Serbia se está poniendo en marcha una gigafábrica de baterías que está cerca de la mayor reserva de litio del continente. Además, los fabricantes ya se están buscando las castañas para tener suministros asegurados, a ser posible más cerca de las fábricas de automóviles.

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