Después de hablar de posibles endurecimientos en la normativa europea para obligar a los fabricantes a vender más coches eléctricos, nos llega una verdad incómoda. Según un informe de GlobalData citado por Forbes, los fabricantes europeos no podrán ser competitivos contra los chinos por falta de baterías suficientes, y o bien se trasladan los costes incrementales a los consumidores, o los fabricantes tendrán que perder dinero si quieren vender coches eléctricos.
La «cifra mágica» para la adopción masiva de coches eléctricos en el mercado está en torno a los 100 dólares por cada kWh de capacidad, pero eso está en peligro si no se puede suplir toda la demanda de materias primas para hacer baterías, o si la industria que transforma dichas materias primas en celdas sufre atascos de producción (cuellos de botella).
En ese contexto, los fabricantes chinos tienen las de ganar por su dominio de la cadena que empieza en las materias primas y acaba en productos terminados, sobre todo ahora que las normativas Euro ya no son una barrera de entrada para los coches eléctricos, y que cada vez más fabricantes de China hacen productos decentes con los criterios de Occidente. Lo de Noruega es un spoiler de lo que puede pasar.
De acuerdo a GlobalData, en 2020 el 80,5% de la producción de baterías de ión-litio estuvo en manos chinas, y si Estados Unidos y la Unión Europea lo dan todo en ese sentido, en 2026 los chinos seguirán teniendo una cuota del mercado superior al 60%, concretamente del 61,4%. Esto supondrá para los fabricantes chinos ventajas competitivas evidentes, otra cosa es que sean eclipsadas por otras razones.
La diferencia entre la oferta de litio y su demanda está aumentando, por lo que el problema va a más
Si el suministro de materias primas y productos intermedios es insuficiente, los precios subirán, es de primero de economía. Esto perjudicará sobre todo al corazón de mercado, lo que compra la mayoría de la gente, si los fabricantes acaban trasladando esos costes a los clientes. Mientras la Agencia Internacional de la Energía (IEA) calcula que la demanda de litio se multiplicará por 40 en 2030, tenemos que la producción de litio no llegará a multiplicarse por 10 en ese tiempo, asegura Reuters.
El ritmo al que crecen las ventas de coches eléctricos sigue aumentando aunque su precio medio esté muy por encima de lo que el cliente medio está dispuesto a pagar por uno nuevo. La demanda está siendo espoleada principalmente por clientes de poder adquisitivo alto o que viven en países donde las ayudas públicas amortiguan precios medios más altos que los de equivalentes térmicos.
Hay muchos desarrollos en el horizonte para nuevos diseños de baterías, pero fundamentalmente se basan en el litio. La pila de combustible de hidrógeno está muy lejos de ser una alternativa viable que mitigue este problema, y los fabricantes están siendo continuamente presionados para matar a la combustión interna con motivo del cambio climático.
Además, un precio creciente del litio puede estimular a la industria del reciclaje para compensar lo que las minas dejan de ofrecer en función de la demanda, pero también puede haber efectos colaterales, como mayores tasas de robo/vandalización de coches eléctricos para robar sus baterías y derivarlas hacia el reciclaje ilegal y mercado negro.
Otra cuestión es el uso de materiales raros y difíciles de obtener como el cobalto, que a su vez es un responsable de que los precios de las baterías sean altos. Las baterías LFP están libres de cobalto, pero siguen necesitando litio. A partir del año que viene, y hasta mitad de la década, iremos viendo cómo se incrementa el problema. Los fabricantes ya se están «pegando» por contratos de suministro de baterías, y en algún momento no habrá GWh suficientes para todos.
