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Desarrollan un sistema de verificación del estado de las baterías de los coches eléctricos que ya usa la ITV alemana

A la hora de comprarse un coche eléctrico de segunda mano, los clientes no están tan expuestos a problemas como el mal mantenimiento. No hay apenas piezas de desgaste críticas, y solo algunos elementos a tener en cuenta. El más importante es sin duda el estado de la batería. Un apartado que casi ningún vendedor tiene en cuenta. Para ello se están desarrollando soluciones independientes, como al presentada por la startup alemana AVILOO que ya tiene un acuerdo con el TÜV.

Y es que como sabemos, las baterías de los coches eléctricos se degradan con el paso del tiempo y los ciclos de carga y descarga. Es decir, pierden su capacidad de almacenar energía. Eso es especialmente importante en mercados como el de segunda mano donde la batería es el apartado más importante con diferencia. Y es que un mal uso, como el abuso de las descargas profundas por debajo del 20% o el uso repetitivo de recargas rápidas, puede acortar de forma drástica la vida útil.

No hablamos además de un elemento barato, ya que su sustitución puede ser muy costosa. Una batería de repuesto al completo puede costar fácilmente entre 10.000 y 20.000 euros. Esto hace que el comprador de un coche eléctrico usado necesita saber qué está comprando y que la batería haya pasado un proceso independiente de verificación que evite la picaresca que ya hemos visto en algunos casos.

La solución de esta startup consiste básicamente en una electrónica de hardware que mediante un accesorio, se conecta a la entrada OBD del vehículo. Una entrada desde donde registra los datos de la batería y los transmite una plataforma en la nube.

El resultado es una comunicación que entrega hasta un millón de puntos de datos en cada prueba realizada. Luego, los técnicos evalúan estos datos usando algoritmos propios que determinan el estado de salud de la batería. Finalmente, el cliente recibe el informe de prueba en forma de certificado oficial de la Agencia Alemana de Inspección Técnica (TÜV).

Los responsables del proyecto indican que el objetivo es ofrecer una prueba del estado de salud de la batería independiente del fabricante y con certificación oficial por parte del sistema de control de cada país, con el que se puede contribuir a desarrollar un mercado de coches eléctricos usados saludable.

Algo fundamental para el correcto funcionamiento del mercado general donde si hay un buen movimiento en el de ocasión, esto se traslada también a una dinámica más positiva en el de nuevos.

Fuente | Aviloo

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