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Los camiones eléctricos serán más baratos que los modelos diésel a partir de 2025

Los disparatados precios de los carburantes está empujando a cada vez más gente hacia el coche eléctrico. Pero hay sectores donde la transformación apenas ha empezado. Es el caso de los camiones, donde las alternativas eléctricas son muy limitadas y los precios muy altos. Pero según un estudio alemán, en 2025 los camiones eléctricos igualarán el precio de venta de los diésel, y serán más baratos teniendo en cuenta el coste total de propiedad.

Así lo ha indicado un estudio de la consultora BCG y publicado por la Agencia Alemana de Prensa. En este informe se ponen sobre la mesa el potencia y los retos a superar por una tecnología que permitirá reducir los costes y las emisiones del sector del transporte en Europa.

Según este, los camiones eléctricos medianos y pesados, después de 120.000 kilómetros recorridos, se colocarán a la altura en cuanto a Coste Total de Propiedad ya en 2025. Por su parte los modelos a hidrógeno tendrán que esperar un poco más ya que la estimación es que esto se producirá cinco años más tarde, en 2030.

Esto supondrá que el coste de venta seguirá siendo más elevado en el caso de los eléctricos, donde hay que sumar el precio del vehículo y su infraestructura de carga. Pero teniendo en cuenta los datos medios de un camión de media o larga distancia de unos 100.000 kilómetros por año, esto supondrá que en apenas un año y tres meses habrá compensado la diferencia de precio respecto al diésel. Un vehículo que normalmente tienen una vida útil de más de 10 años.

Esto nos indica que la amortización de la inversión será bastante rápida ya en un periodo corto de tiempo. Algo que en la actualidad es más complejo ya que según el informe un camión eléctrico pesado puede costar hasta tres veces más que un diésel.

Retos a superar por los camiones eléctricos

El informe indica dos los grandes retos a superar por los camiones eléctricos. El primero es el coste de los vehículos. Algo que ya han vivido los coches eléctricos, y todavía sufren, por culpa de la baja economía de escala. Pero las diferencias se han ido recortando tanto por la bajada de costes de las baterías, como por el aumento de precio de los motores diésel por las cada vez más exigentes normas de emisiones. Un aspecto que debería también aplicarse al sector transporte.

Otro reto es la red de recarga. Y es que como hemos aprendido por las malas con los turismos, no hay despliegue posible sin una mínima red de carga. En el caso de los camiones es un factor diferente ya que estos suelen hacer recorridos fijos, donde la planificación es más sencilla. Además se pueden aprovechar los tiempos de descanso y carga o descarga para recuperar parte de la autonomía.

Una red de carga rápida y asequible que permita desbloquear un tercer reto menos visible, pero igualmente importante. Es la confianza de los profesionales en la tecnología. Y es que el informe indica que sólo el 16% de los propietarios de camiones en Alemania se plantean el hacer las cuentas para adquirir camiones eléctricos. Una cifra que podríamos apostar es infinitamente inferior en mercados como España. Algo que supondrá un enorme retraso en la implantación de una tecnología que necesitará unos cuantos años para desarrollar una capacidad de producción y una oferta para atender las diferentes necesidades. Un aspecto que será más lento si o hay demanda.

Según el informe, las ventas globales de camiones deberían volver a los niveles anteriores a la crisis del Covid 19 en 2025. Para 2030, se espera que se vendan 3,3 millones de camiones al año en el mundo. En Europa, los expertos esperan ventas de 400.000 camiones al año para esa fecha, de los cuales el 32% serán camiones eléctricos a batería, y el 19% tendrán un sistema de hidrógeno.

Cifras muy llamativas, pero muy lejanas y que supondrá seguir dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles para el transporte de mercancía durante los próximos 20 años. Un tiempo perdido en ahorro energético y de emisiones si los operadores no dan el paso definitivo antes de que el coste del petróleo se pueda disparar a cifras que hagan que los costes actuales nos parezcan baratos. Algo que disparará el precio de transportar toda clase de mercancías.

Vía | Handelsblatt

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