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El tamaño si importa. Un estudio indica que los fabricantes de coches eléctricos ofrecen cables de carga demasiado cortos

Llegar a un punto y que el cable no alcance a la toma es una de las situaciones más frustrantes que puede sufrir el propietario de un coche eléctrico. Algo que en el mejor de los casos supone tener que recolocar el coche, y en el peor no poder cargar. Ahora un estudio pone sobre la mesa un problema que muchos fabricantes no están teniendo en cuenta y es la longitud de los cables de carga que entregan con sus vehículos.

Según un estudio del portal The Car Expert, la mayor parte de los fabricantes entregan a sus clientes un cable que de media está en los 4 metros. Una cifra claramente inferior a lo ideal, que en algunos casos como FIAT incluso es menor, quedándose en los 3.8 metros de largo.

Otras marcas ofrecen un cable más largo, pero con un coste de entre 400 y 600 euros adicionales. Algo realmente llamativo si tenemos en cuenta el elevado coste de los coches, que en algunos casos superan los 70.000 euros.

Según el estudio, la única marca que aprueba con sobresaliente en este aspecto es Polestar. El fabricante sueco incluye de serie un cable de carga de 7 metros. 

Por detrás encontramos a Renault, con 6.5 metros, y luego un grupo que llega a una cifra que debería ser según los usuarios la ideal, los seis metros. Entre ellos están Audi, Nissan, Opel, Peugeot, Skoda, y Volkswagen.

Los más rezagados con cables de entre 3.8 y 4.5 metros de largo son marcas como Tesla, FIAT y Mercedes-Benz. Unos cables que pueden hacer complicada la recarga en estaciones públicas, sobre todo si tenemos en cuenta en el caso de Tesla y Mercedes que en sus modelos son bastante más grandes y caros que el FIAT 500.

¿Qué medida es la ideal? Por mi experiencia cuanto más larga mejor ya que la red de cargadores es muy variada. Eso si, la contraparte es que cuanto más grande sea la toma, más ocupará en nuestro vehículo. Y no es lo mismo el maletero de un Tesla o un Mercedes EQC, que el de un Smart o un FIAT 500.

Unos cables que además de longitud, también pueden estar limitados en su potencia máxima de salida, con algunos que no son capaces de pasar de los 7.4 kW, lo que puede hacer que usar un punto público de 11 o 22 kW suponga el perder una parte de la potencia y por lo tanto de la velocidad de carga.

Por lo tanto podríamos pensar que 6 metros de largo y 22 kW de potencia máxima podrían ser las cifras idóneas para un cable que debería formar parte del equipamiento de serie en todos los coches nuevos, o al menos que los fabricantes lleguen a un acuerdo de un standard para evitar la confusión de los clientes.

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