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La caída de los precios del litio está haciendo que los coches eléctricos sean cada vez más baratos

El litio se ha convertido en los últimos años en un verdadero oro blanco. Su precio no ha parado de incrementarse, con un fuerte repunte en 2022. Pero algo sorprendente ha sucedido recientemente. El precio del metal cayó con fuerza y rápidamente, lo que está ayudando a que los coches eléctricos sean algo más asequibles en su producción.

Según la agencia de informes de precios Benchmark Minerals, desde enero, el precio del litio ha caído casi un 20%. Una abrupta caída que se ha producido en pleno crecimiento de las ventas de coches eléctricos.

Por su parte el cobalto, otro material clave en muchas baterías, se ha reducido a más de la mitad. El cobre, esencial para los motores eléctricos y las baterías, ha reducido su precio un 18%. Y todo esto en un momento donde la demanda no para de aumentar y donde se intenta a marchas forzadas poner en funcionamiento nuevas minas en lugares como Estados Unidos o Perú.

Estos cambios bruscos en los precios han incluso confundido a muchos analistas que habían adelantado que los precios se mantendrían altos, o incluso subirían este año, lo que desaceleraría la transición energética en el transporte pero también en las energías renovables.

En cambio, la caída de los precios de las materias primas ha facilitado que los fabricantes de coches reduzcan los precios de sus eléctricos, o hayan aumentado los márgenes de beneficio.

Uno de los primeros movimientos llegó a principios de enero, cuando Tesla redujo los precios del Model 3 y el Model Y, para posteriormente hacer lo mismo con el Model S y el Model X. Unas rebajas que en algunos casos han superado el 10%, encendiendo la mecha de una guerra de precios que como vemos tiene también en la rebaja de los costes de los componentes otra parte clave.

Para los expertos, los precios de componentes como el litio podrían seguir cayendo por factores como una demanda menos fuerte de lo esperado en Europa y China, donde los cambios en los programas de ayudas han ralentizado algo las ventas en el inicio de año.

Pero otras voces de la industria dijeron que la caída podría deberse a la entrada en acción de nuevas minas y plantas de procesamiento, que habían aumentado la oferta y reducido con ello los precios.

La cuestión es que incluso después de bajar de precio de forma tan fuerte, los precios del litio siguen siendo tan altos que extraer y procesar el metal es un negocio enormemente rentable. El metal adecuado para las baterías tiene un coste de producción de entre 5,000 a 8,000 dólares por tonelada. Su venta se realiza por 10 veces esa cantidad. Una máquina de imprimir dinero según el propio Elon Musk.

Dados esos enormes márgenes de beneficios, los inversores están ansiosos por meter su dinero en proyectos de minería y procesamiento. Incluso los gobiernos están dando grandes sumas de fondos a los nuevos proyectos relacionados con el litio, lo que sobre el papel debería dar como resultado un incremento de la producción, y una bajada de los precios.

Pero otros expertos avisan de que podría darse la situación contraria. Según las estimaciones de la administración estadounidense, el suministro de litio debe multiplicarse por 42 para 2050 para cubrir la demanda de sectores como el coche eléctrico y el respaldo estacionario.

El problema según José W. Fernández, subsecretario de crecimiento económico, energía y medio ambiente del Departamento de Estado, está en la parte del procesamiento de este litio. Y es que el metal es abundante y no paran de descubrirse grandes yacimientos por todo el mundo. Pero el procesamiento de este es mucho más limitado, y está principalmente en manos de China.

La mayoría de las refinerías de litio están en el gigante asiático, y pocas empresas fuera del país saben cómo construir plantas de procesamiento de litio. El casi monopolio de Pekin sobre un recurso esencial alarmó a la administración Biden, que ha asignado decenas de miles de millones de dólares para incentivar a las empresas occidentales a desarrollar minas y refinerías de litio en los Estados Unidos o en países con los que comparte estrechos vínculos políticos y económicos, como Canadá o México.

Y entonces llegó el sodio

Una de las alternativas que más fuerza están cogiendo son las baterías de sodio. Unos acumuladores que en pocos meses han pasado de la irrelevancia a la primera página de la actualidad, y que quieren convertirse en una opción todavía más económica y sostenible.

Un ejemplo del impacto que puede tener el sodio lo hemos visto con el cobalto. Y es que este polémico material como hemos dicho antes, también se está derrumbando en sus precios. Esto se debe principalmente a la explosión de la demanda de las baterías de litio-ferrofosfato (LFP) que no han parado de ver aumentada su cuota de ventas, lo que le permite desplazar poco a poco a las dotadas de cobalto, afectando a su demanda y cotización.

Ahora queda saber dónde se situará el suelo del precio del litio, que como recordamos en 2020 tocó fondo con una cotización de apenas 5.600 dólares por tonelada, estando a día de hoy en los 44.700 dólares por tonelada, lejos ya de sus máximos históricos de 2022 cuando llegó a los 88.600 dólares por tonelada.

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