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Estados Unidos lleva la guerra contra China a tal nivel que el coche eléctrico puede convertirse en un daño colateral

La administración Biden ha aprobado la aplicación de nuevas reglas que dañarán la competitividad de las empresas chinas en Estados Unidos. Pero estas no se dirigen sólo a los coches eléctricos provenientes del país asiático, sino a todos aquellos que utilicen sus piezas o materia prima.

La Ley de Reducción de la Inflación (IRA) puesta en marcha en el verano de 2022 marcó el camino a seguir y, posteriormente, otras medidas han seguido una estrategia que tiene un claro objetivo: promover la industria estadounidense en la transición al coche eléctrico, debilitando para ello el dominio de China.

Pero la administración Biden no se ha quedado ahí, consciente como es de que el gigante asiático tiene en su poder casi todas las cartas ganadoras. Así, la última medida se dirige directamente a su potencial para suministrar baterías y otros componentes asociados al coche eléctrico. Elementos que no sólo están presentes en sus propios coches, sino en muchos de los fabricados por Europa y Estados Unidos.

China, las baterías y los minerales críticos

Si eres lector habitual de este medio o de otros especializados en movilidad eléctrica, sabes perfectamente que China domina la industria de las baterías, entre otras cosas, porque controla el refinado y suministro de las materias primas clave para las mismas. Y algo similar ocurre con los motores eléctricos y otros elementos clave para el coche eléctrico.

Estados Unidos es plenamente consciente del papel predominante que CATL, BYD, CALB, Gotion o Svolt tienen en el mercado y ha maniobrado para atacar ese y otros flancos en los que China cuenta con la mano ganadora.

CATL, y otros fabricantes chinos, permiten a China dominar el mercado de las baterías.

¿Cómo? Excluyendo de los créditos fiscales, ayudas y subvenciones recogidos en la Ley IRA a todos los vehículos eléctricos que incorporen piezas o materias primas chinas en sus baterías. Esto, en un mercado con amplio dominio del país asiático en dicho sector, supone un impacto notable en la industria.

Sin embargo, Estados Unidos no se conforma con eso, pues también apunta directamente a las empresas FEOC. Estas son las que pertenecen o están controladas por uno de estos gobiernos: Corea del Norte, Rusia, Irán y, por supuesto, China. Además, cualquier compañía que supere el umbral de propiedad del FEOC quedará excluida de los beneficios recogidos en la Ley IRA.

«Según la restricción de entidad excluida, los vehículos no son elegibles para el crédito de vehículo limpio si la batería contiene componentes de batería fabricados o ensamblados o minerales críticos aplicables extraídos, procesados ​​o reciclados por una entidad extranjera de interés (FEOC)», aclaran en un comunicado el Departamento del Tesoro y el Servicio de Impuestos.

Cómo afectará esto a las ventas de coches eléctricos

Estados Unidos ofrece un crédito para vehículos nuevos que cumplen con ciertos criterios ecológicos y son puestos en servicio durante el año fiscal. Este crédito tiene un valor máximo de 7.500 dólares por vehículo, dividido en 3.750 dólares para requisitos de minerales críticos y 3.750 dólares para requisitos de componentes de batería.

A partir de 2024, los vehículos deben cumplir con la nueva restricción, lo que implica que las baterías no deben contener componentes fabricados o ensamblados por una entidad excluida de la cadena de suministro. Además, a partir de 2025, se prohíbe que las baterías contengan minerales críticos extraídos, procesados o reciclados por una entidad excluida.

En la práctica, un buen número de vehículos eléctricos actualmente a la venta en Estados Unidos quedarán excluidos de los paquetes de ayuda a la compra de los mismos. Además, los expertos consideran que es muy probable que varias empresas que buscan financiación federal para construir fábricas de baterías en Estados Unidos rechacen asociarse con empresas chinas.

La industria automotriz ya vive cierta inquietud por la decisión de Estados Unidos, pues teme que las ventas se vean perjudicadas resultar los vehículos más caros para el cliente final. La otra opción es prescindir de los materiales chinos, pero eso implicaría una inevitable escalada de los costes de fabricación, al menos a corto y medio plazo.

La primera valoración establece que sólo 20 de los más de 100 vehículos eléctricos a la venta en Estados Unidos pueden beneficiarse de las ayudas implementadas por el Gobierno. Y, teniendo en cuenta que las prohibiciones sólo son aplicables a los coches que se venden y no a los que se alquilan, estas podrían impulsar aún más el creciente auge de la fórmula del arrendamiento de vehículos a los concesionarios.

Joe Biden lidera una agresiva estrategia de fortalecimiento de la industria automotriz estadounidense.

«Los fabricantes de automóviles ya han ajustado sus cadenas de suministro para garantizar que los compradores sean elegibles para estos créditos», afirma Wally Adeyemo, subsecretario del Departamento del Tesoro. «Estos cambios toman tiempo, pero las empresas están haciendo las inversiones y los estadounidenses están comprando estos automóviles».

Veremos hasta qué punto las agresivas políticas estadounidenses benefician a la industria nacional del coche eléctrico O si, por el contrario, este acaba convirtiéndose en un daño colateral de la guerra contra China.

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