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Estados Unidos valora también echar marcha atrás en sus planes de expansión de los coches eléctricos

Reino Unido fue protagonista en los últimos meses al retrasar cinco años sus medidas de prohibición de venta de coches con motor de combustión, del 2030 al 2035, alineándose con los planes de la Unión Europea, que de momento no se tocan.

Al otro lado del charco, en Estados Unidos, no existe una fecha límite como tal, pero sí una Ley de Reducción de la Inflación (IRA) que suponía abordar de una manera drástica la electrificación del parque automovilístico norteamericano. Menos de dos años después de su aprobación, empiezan ahora a surgir los primeros rumores de que la Administración Biden podría echar marcha atrás en sus planes.

La Ley IRA representa la mayor inversión realizada en los Estados Unidos para abordar el cambio climático. Las normas impuestas por la Agencia de Protección Ambiental para impulsar la venta de coches eléctricos y apostar por la industria local, combatiendo a su vez la expansión de las marcas chinas, podrían verse «relajadas», según informa el New York Times.

La Administración Biden podría frenar sus planes de expansión del coche eléctrico.

Según tres funcionarios anónimos consultados por el medio neoyorkino, la Administración Biden cedería ante las fuertes presiones realizadas por los fabricantes, los concesionarios, la oposición y los sindicatos.

De esta forma, se flexibilizarían los planes para que la verdadera apuesta se realizase a partir del 2030 y así se daría margen a la industria para crear una base más potente en lo que a red nacional de estaciones de recarga se refiere, para reducir los costes de los vehículos y sindicalizar las nuevas plantas de coches eléctricos previstas en suelo estadounidense.

El proyecto estaría ya en elaboración para lanzarse esta próxima primavera: según las fuentes del NYT, el «fuerte aumento» en la venta de coches eléctricos no se produciría hasta la próxima década. Una medida que marcará una nueva polémica en torno al gobierno estadounidense, tras un año en el que el mercado de coches eléctricos ha marcado un nuevo récord de ventas.

Aun así, se confiaría en pasar del 7,6% de las ventas de coches eléctricos en 2023 al previsto del 67% para el 2032 según la EPA, solo que las medidas se aliviarían de aquí al 2030 y cogerían un mayor impulso a partir de esa fecha.

No nos olvidemos que Estados Unidos se enfrenta este año a unas nuevas elecciones presidenciales. Claro que, de salir adelante Donald Trump como gran rival de Biden, el futuro eléctrico del país se pondría en entredicho: el expresidente dijo hace poco tiempo que los partidarios de los coches eléctricos podrían «pudrirse en el infierno», y que desharía todas las regulaciones actuales.

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Algunas voces críticas ya se han hecho escuchar: «Tendremos un calentamiento global más rápido si las emisiones del transporte estadounidense no disminuyen antes de 2030», afirmó James Glynn, investigador principal del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia.

Además, se pone el énfasis que, de retrasar la implantación de los coches eléctricos, se darían alas a los fabricantes chinos para seguir creciendo y que se vuelvan unos rivales todavía más difíciles de batir en los próximos años, sobre todo cuando en Estados Unidos ya se están construyendo nuevas plantas de coches eléctricos y baterías que generarán, según las estimaciones, unos 200.000 nuevos empleos.

Fuente | New York Times

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