Fisker está al borde del precipicio. Aunque la compañía asegura que hay al menos cuatro empresas interesadas en brindarle apoyo financiero para esquivar la bancarrota, su socio de producción, el gigante Magna, no las tiene todas consigo; de hecho, no cree que vayan a fabricarse más unidades del SUV eléctrico Ocean.
Swamy Kotagiri, CEO de Magna, afirma que se debe asumir que «no habrá producción adicional del Fisker Ocean», lo que ha obligado a ajustar las perspectivas para este año. Mucho tendrían que cambiar las cosas en los próximos meses para que el modelo regrese al mercado, sobre todo tras la cancelación masiva de pedidos de las últimas semanas.
«La producción del vehículo está actualmente parada. Nuestra perspectiva actual supone que no habrá más producción». Hasta el momento, Magna ha construido más de 10.000 ejemplares del crossover eléctrico; sin embargo, tras la caída en desgracia de Fisker, las ventas han caído a mínimos, incluso después de bajar drásticamente su precio a 24.999 dólares.
La marca llegó a entablar conversaciones con Nissan para establecer una alianza estratégica, pero la firma japonesa finalmente ha llegado a un acuerdo con sus compatriotas de Honda, dejando a Fisker compuesta y sin novio. Todavía no ha trascendido ningún detalle de los otros cuatro potenciales socios interesados en la joven startup.
Varios proyectos de Fisker podrían quedar inacabados
Si bien los problemas de Fisker eran más que patentes el año pasado, Henrik Fisker emprendió una huida hacia adelante con la presentación de tres productos cuya llegada a las calles actualmente parece más lejana que nunca: el crossover compacto PEAR (Personal Electric Automotive Revolution), la hiperberlina descapotable Ronin y la pick-up Alaska.
El PEAR era sin duda la propuesta más interesante de Fisker, ya que prometía un precio de partida de 29.900 dólares antes de ayudas gracias al uso de una plataforma de nueva generación desarrollada con Foxconn. Previsto para 2025, anunciaba una autonomía máxima de 300 millas (483 km) y configuraciones de cinco y seis asientos (2+3 y 3+3).
El Ronin por su parte era un gran turismo convertible de cinco plazas con puertas de apertura en tijera y aerodinámica activa. Entre otras cosas, ofrecía más de 600 millas de autonomía (966 km), un tren propulsor de tres motores capaz de rebasar los 1.000 CV y un 0-60 mph (0-96,6 km/h) de apenas 2 segundos. La Alaska, el proyecto por el que Nissan mostró más interés, vendría a ser una suerte de versión pick-up del Ocean.
Fuente | InsideEVs
