Un informe indica que China ha inyectado 215.000 millones de euros a sus fabricantes de coches eléctricos
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Publicado: 25/06/2024 10:12
Un estudio pone sobre la mesa el nivel de la participación del gobierno chino en el desarrollo de su industria del coche eléctrico. Entre 2009 y 2023, Pekín habría entregado 215.000 millones de euros a sus fabricantes para desarrollar su industria.
El informe ha sido publicado por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un grupo de expertos con sede en Washington, Estados Unidos, que quiere demostrar hasta qué punto China ha ayudado a sus fabricantes a convertirse en líderes en el sector del coche eléctrico. Los investigadores estiman que Pekín gastó unos 215.000 millones de euros en diferentes paquetes de ayudas a sus empresas entre los años 2009 y 2023.
Estas estimaciones que indica el informe son enormes, y eclipsan los apenas mil millones de dólares presupuestados por el gobierno estadounidense en 2024 para promover el desarrollo de los coches eléctricos.
A pesar de que la estimación tiene en cuenta el período entre 2009 y 2023, la mayor parte de los fondos se liberaron, según el informe, a partir de 2017, cuando China comenzó a apostar realmente por las nuevas formas de movilidad. Antes de esta fecha, se habían gastado “sólo” 6.740 millones de dólares.
China apoya la industria del automóvil eléctrico de varias maneras. Por un lado hay una exención de los impuestos directos en la compra, también se ha destinado dinero público a la financiación de infraestructuras de carga, e incluso se ha dado apoyo financiero a diversos programas de investigación y desarrollo en sectores como las baterías.
Los responsables del informe indican que las cifras son sólo estimaciones, y en realidad, las ayudas de Pekín a su industria podrían ser incluso mayores.
Por ejemplo, el estudio no tiene en cuenta los incentivos financieros locales, como las ayudas directas que ofrecen algunas regiones, los descuentos en las tarifas eléctricas a los fabricantes, o incluso los subsidios otorgados a los suministradores. Si bien China no es obviamente el único país que apoya a su industria hacia la electrificación, este apoyo financiero es particularmente masivo y por eso está siendo motivo de investigación de Europa.
Esta estrategia política ha cambiado profundamente las reglas del juego en la industria del automóvil. Los autores del informe creen que ahora será «mucho más difícil para otras marcas competir en China y en cualquier otro lugar donde se vendan coches eléctricos chinos».
Una apuesta de China que ha dado como resultado unos costes de producción mucho más bajos, una capacidad que supera de largo a la de Europa y Estados Unidos juntos, con un ecosistema que solo en cuanto a marcas de coches, supera las 200 denominaciones.
Esto ha dado como resultado una auténtica guerra entre ellas para lograr hacerse con una parte del pastel, y que irremediablemente terminará con muchas marcas fuera del mercado. Pero las que queden tendrán un nivel de competitividad insuperable.
Opinión
Este informe llega en un momento crítico donde China y occidente están amenazando con iniciar una guerra comercial respecto a las presuntas ayudas ilegales del gobierno del gigante asiático a sus marcas, y donde parecía que Europa y el gobierno chino parecían encaminarse a una negociación amistosa.
Pero esto parece que no está gustando en Estados Unidos, que ya hace tiempo ha iniciado su propia guerra comercial con China en diferentes sectores, y que quiere enfatizar las presuntas trampas que ha hecho el gobierno de Pekín para ganar una ventaja artificial frente a sus rivales europeos y norteamericanos.
Europa por su parte se debate entre facilitar la entrada de coches eléctricos chinos baratos, que hará que aumente la competencia y la competitividad de sus marcas dentro y fuera de nuestras fronteras, o poner barreras comerciales, que favorecerán en el corto plazo a los grupos locales, pero que estos serán cada vez más débiles y terminarán por colapsar.
Mientras tanto, a los europeos les costará más comprarse un coche eléctrico, lo que ralentizará su adopción. Un sector crítico para un espacio económico enormemente dependiente energéticamente, pero con un potencial ilimitado en cuanto a generación eléctrica con energías renovables.