Por qué Rolls-Royce dice no a los coches híbridos (y sí a los eléctricos) para mantenerse fiel al ADN de sus vehículos

Si alguna vez has tenido la oportunidad de ponerte al volante de un vehículo de la marca Rolls-Royce, además de poder sentirte muy afortunado, habrás podido palpar unas sensaciones de conducción únicas. Ya no es solo por el lujo y la exclusividad que rezuman tanto su exterior como su habitáculo, sino por lo que la firma británica imprime en la puesta a punto de sus vehículos.

Conducir un Rolls-Royce es como ir subido en una alfombra mágica, como «flotar» sobre la carretera, gracias a una puesta a punto y ADN dinámico exquisitos. Eso es uno de los puntos de los que más se enorgullece la marca de Goodwood, hasta el punto que es capaz de rechazar una tecnología de propulsión tan importante en la actualidad como la híbrida por no fallar a ese ADN que ha acompañado a sus coches durante más de un siglo.

Según el CEO de la compañía, Chris Brownridge, Rolls-Royce no comprometerá la «capacidad de flotación y potencia sin esfuerzo» que tanto caracteriza a sus vehículos. «No concebimos un híbrido». En cambio, los británicos siguen adelante con su estrategia de convertirse en una marca 100% eléctrica de cara al inicio de la próxima década. Su éxito inicial de su primer modelo, el Spectre, está dando alas a Rolls para confiar en que su camino es el correcto.

La gran mayoría de marcas han anunciado que emplearán la tecnología híbrida, especialmente la híbrida enchufable, como puente y transición hacia el vehículo eléctrico, en un contexto actual en el que el crecimiento de las ventas en este mercado se está enfriando. Rolls-Royce no podrá ser fiel eternamente a sus motores V12, ya que las exigencias medioambientales aprietan a todas las marcas. No obstante, Rolls-Royce irá sin cortapisas, anunciando una gama completa de vehículos eléctricos para el 2030 y diciendo adiós a sus motores de combustión para el 2031.

Si bien en los vehículos híbridos enchufables más modernos el cambio de modo de eléctrico a térmico se produce de forma casi imperceptible, imaginamos que Rolls-Royce no considera que la combinación de estas dos fuentes de propulsión no garantiza el nivel de refinamiento que sus exigentes conductores esperan en los vehículos de su marca. Porque no se puede decir que el negocio electrificado en la marca británica no haya entrado con buen pie, ni mucho menos.

En los próximos años, de cara al 2028, llegará un nuevo crossover y una nueva berlina grande en clave eléctrica, aunque Rolls-Royce seguirá contando con sus motores de combustión. «Tenemos la capacidad de pasar a ser totalmente eléctricos en 2030, pero nuestros clientes serán los que nos guíen. Las distintas regiones del mundo avanzarán en términos de su sistema de propulsión a ritmos diferentes. Por eso es importante que podamos adaptarnos a eso», comentó el CEO de la marca recientemente ante la prensa.

Con un precio que ronda los 400.000 euros en Europa, el Rolls-Royce Spectre ha concentrado tal interés que la marca ha tenido que alargar los tiempos de espera para sus entregas debido a la avalancha de pedidos (más allá incluso de los 18 meses). El fastuoso coupé eléctrico desarrolla 584 CV de potencia eléctrica, acelera de 0 a 100 km/h en 4,4 segundos y gracias a su batería de 102 kWh alcanza los 530 kilómetros de autonomía WLTP.

Y es que el fabricante de Goodwood está viviendo un momento de bonanza, con un 2023 en el que lograron el mejor año de su historia y aumentando considerablemente sus ingresos gracias a su apuesta por las creaciones a medida. Sirva como referencia este dato: casi el 80% de los primeros pedidos del Spectre han sido solicitados con una personalización adicional, elevando el precio promedio de cada transacción un 30% por ciento por encima del precio inicial.

Fuente | Automotive News Europe

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