BYD apuesta por el motor boxer como extensor de autonomía ara sus coches eléctricos

No es habitual encontrarse hoy en día con un motor bóxer en un coche nuevo. Más allá de los icónicos Porsche y Subaru, esta arquitectura mecánica parecía condenada a desaparecer del mapa. Sin embargo, desde China llega un nuevo actor dispuesto a cambiar las reglas del juego: BYD ha desarrollado un motor bóxer de última generación, y no es precisamente para seguir la tradición, sino para mejorar las prestaciones de sus modelos enchufables más ambiciosos.

El nuevo propulsor de BYD es un cuatro cilindros de 2 litros con disposición opuesta, los cilindros se enfrentan horizontalmente, en un ángulo de 180 grados, lo que reduce notablemente la altura del bloque y mejora su equilibrio interno. Incorpora un turbocompresor y soluciones avanzadas como lubricación por cárter seco, un sistema de refrigeración diseñado específicamente para este tipo de motor y una gestión del aceite a medida.

Pero lo más interesante no es lo que tiene por dentro, sino cómo va a utilizarse. Este bóxer no llega para mover las ruedas directamente, sino para trabajar en la sombra: BYD lo usará como generador en configuraciones híbridas o como extensor de autonomía en sus coches eléctricos. Así, el motor aprovecha sus principales ventajas, bajas vibraciones y compacidad, para integrarse de forma eficiente en un tren motriz electrificado, con un impacto mínimo en el confort y en el diseño del vehículo.

Su primer destino: Yangwang U7

El estreno de este motor no será en cualquier modelo, sino en la berlina de alta gama Yangwang U7, una de las propuestas más ambiciosas de BYD en el segmento premium. Esta versión con tracción eléctrica utiliza la nueva plataforma del grupo, que permite combinar cuatro motores eléctricos (uno por rueda) para alcanzar una potencia conjunta de 960 kW (1.305 CV).

El bóxer turboalimentado actúa aquí como generador para alimentar el sistema eléctrico. Gracias a él, la batería puede reducirse a unos 52,4 kWh, lo suficiente para ofrecer unos 200 kilómetros de autonomía en modo eléctrico puro. Pero si se utiliza el motor de combustión para recargar sobre la marcha, el coche puede alcanzar más de 1.000 kilómetros de autonomía total con un depósito de 60 litros.

Y aunque la idea principal es que el bóxer funcione como generador, se ha dejado la puerta abierta a que, en ciertas situaciones, también pueda mover directamente el eje trasero. Esto añadiría un nivel más de flexibilidad y control en condiciones concretas.

¿Y si también lo vemos en un todoterreno?

Lo más curioso del planteamiento de BYD es que no se queda solo en lo técnico. El diseño del motor podría abrir nuevas posibilidades dinámicas, como una mayor maniobrabilidad en entornos urbanos o incluso movimientos laterales tipo cangrejo, al estilo de algunos todoterrenos eléctricos de última generación.

Esto encaja con la gama Yangwang, donde ya se ofrece el U8, un SUV de gran tamaño que puede flotar y girar sobre sí mismo como un tanque. Hasta ahora, este modelo híbrido usaba un motor de combustión más convencional, pero no sería descabellado pensar que, en el futuro, el nuevo bóxer también llegue a este tipo de vehículos.

Con este desarrollo, BYD demuestra que sigue explorando caminos no convencionales en la electrificación. Su nuevo motor bóxer de 2 litros no llega para competir con la propulsión eléctrica, sino para complementarla de forma eficiente y refinada. Al integrarlo como range extender en modelos de alta gama como el Yangwang U7, la marca se posiciona en un terreno donde pocos se han atrevido a entrar. Una jugada arriesgada, sí, pero con un enorme potencial para redefinir el concepto de coche eléctrico de largo alcance.