
Los coches eléctricos con menor degradación de batería según datos reales
Un análisis de datos reales sobre 20 coches eléctricos revela nuevos datos sobre la degradación de sus baterías. Algunos apenas pierden capacidad tras muchos kilómetros, mientras que otros sufren mucho más de lo esperado. Estos son los que mejor y peor se comportan con el paso de los km.

Suele ser una de las principales preocupaciones antes de comprarte un coche eléctrico. La duración de su batería. El elemento clave y más costoso del vehículo que los diferentes estudios han demostrado que su comportamiento es generalmente mejor de lo esperado. Pero no es lo mismo para todas las marcas.
Es cierto que los fabricantes suelen ofrecer garantías de unos 8 años o 160.000 kilómetros. Tiempo donde indican que la batería conservará al menos un 70% de su capacidad original. Una cifra que a primera vista puede parecer arriesgada, pero que según los últimos datos recopilados por Autoblog, se cumple con holgura en la mayoría de los casos.
El medio ha analizado información procedente de distintas fuentes y ha elaborado una lista con 20 modelos, comparando la pérdida de capacidad de sus baterías. Los resultados muestran diferencias significativas en función de la tecnología empleada y del sistema de gestión térmica utilizado.
Degradación de la batería: los más resistentes y los que más sufren

En lo más alto del ranking se sitúa el Tesla Model 3 en su versión con batería LFP, una química que destaca por ser más segura y duradera en comparación con las tradicionales NMC. Además, cuenta con refrigeración líquida, un factor clave a la hora de mantener estables las temperaturas durante la conducción y la recarga.
Según los cálculos, este modelo apenas pierde un 0,24% de capacidad por cada 16.000 km, lo que supone un 2,4% tras recorrer 160.000 km. En posiciones cercanas aparece el Chevrolet Bolt, que en Europa se vendió bajo la denominación Ampera-e, con una pérdida del 0,32% cada 16.000 km, y en tercera posición se coloca otro Tesla, el Model Y, con un 0,33%, seguido por el Hyundai Kona, con el 0,35%.
En el lado opuesto, la situación cambia de forma notable. Los Nissan Leaf fabricados entre 2011 y 2017 encabezan, como era de esperar, la parte baja de la tabla con una degradación media del 0,88% por cada 16.090 km, lo que equivale a un 8,8% después de 160.000 km. Una cifra mucho más optimista de lo que estamos acostumbrados a ver en las unidades de primera generación del compacto japonés. Las versiones más recientes del Leaf mejoran ligeramente con un 0,68%, pero siguen situándose entre los peores registros.
Otros modelos que muestran un comportamiento menos favorable son los primeros Audi e-tron (2019–2022), el veterano BMW i3 y los Volvo C40/XC40, todos ellos con pérdidas de algo más de 0.5% cada 16.000 km. Factores como plataformas más pesadas, químicas de batería más antiguas o la ausencia de refrigeración activa en algunos casos explican estas diferencias.
En definitiva, los datos confirman que las garantías ofrecidas por los fabricantes cumplen con lo esperado por la tecnología, y, salvo imprevisto, la duración de la batería debería superar de largo esta cifra. Eso sí, las diferencias entre tecnologías y diseños de gestión térmica pueden marcar de forma clara la experiencia del usuario a lo largo de los años.