Los proveedores piden reglas urgentes para salvar 350.000 empleos en la automoción europea

La industria automovilística europea proveedora de componentes lanza una voz de alarma. Ante las amenazas de pérdidas de empleos, estas empresas piden a Europa una serie de medidas que las protejan en la transición hacia el vehículo eléctrico y el avance de las marcas chinas.

Los proveedores piden reglas urgentes para salvar 350.000 empleos en la automoción europea
Los proveedores de componentes en Europa vuelven a lanzar la voz de alarma.

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Publicado: 30/09/2025 08:34

La apuesta por el vehículo eléctrico necesita mucho más de los principales actores de la industria automovilística en Europa, incluidos los políticos. El freno en la demanda de este tipo de vehículos en nuestra región, sumada a la presión que están imponiendo los fabricantes chinos con la llegada de sus asequibles y tecnológicos coches, lleva encendiendo las luces de alarma en Europa desde hace tiempo.

Ahora son los proveedores de componentes europeos los que lanzan el aviso a la Unión Europea para poder sobrevivir, en un contexto complicado en el que cientos de miles de empleos se pueden ir al garete. Estas compañías están pidiendo a Europa que se establezcan una serie de normas de contenido que puedan proteger estos puestos de trabajo. Por norma de contenido se entiende un conjunto de reglas o políticas que establezcan claramente lo que está o no está permitido en un contexto específico, con el objetivo de mantener un entorno seguro.

En este sentido, empresas como Valeo, Bosch, ZF, Continental… piden nuevas reglas que garanticen, básicamente, que los coches construidos en nuestra región usen una proporción mucho mayor de componentes fabricados localmente, especialmente cuando hablamos de vehículos eléctricos. Con los de combustión, no hay tanto problema, ya que se puede alcanzar fácilmente el 90% de esa proporción; sin embargo, para los eléctricos, esa cifra se reduce al 35-45%, por un motivo principal.

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La producción de coches eléctricos chinos en Europa con piezas desde China pone también en riesgo la industria europea.

Se trata de la batería, el principal componente de un coche eléctrico y que representa su mayor valor. Como sabemos, China tiene el claro dominio en este apartado, controlando la cadena de suministro y producción de baterías y materias primas con mano de hierro. Precisamente Europa busca potenciar la producción local de baterías, pero de momento no lo ha conseguido, y parece difícil que lo haga en el corto plazo.

Desde la Asociación Europea de Proveedores de Automóviles (CLEPA), piden establecer requisitos mínimos de contenido para las piezas fabricadas en Europa, recordando el estándar común en muchos acuerdos comerciales internacionales y políticas industriales, en las que normalmente se requiere entre un 70 y un 75% de contenido local. La expansión de las marcas chinas supone una amenaza que puede «erosionar la base industrial» en Europa, afirmó hace poco el CEO de Valeo en el IAA de Múnich.

Recordemos, por ejemplo, que la Ley IRA introducida por el expresidente norteamericano Joe Biden estableció subvenciones públicas para la compra de coches eléctricos con condiciones, como que el vehículo se ensamblase en Norteamérica y que un porcentaje de los componentes de la batería y sus materiales críticos procedan de su propio país o de países "amigos". En Francia, su bono social adquirió un criterio "ambiental" basado en la huella de carbono, lo que en la práctica dejaba fuera a los vehículos chinos por ser exportados desde su país. Son medidas que, aunque no son exactamente a lo que piden desde CLEPA, sí que ayudan a potenciar lo local.

Y todo ello, en un contexto en el que los propios fabricantes de coches también están presionando a sus proveedores para que bajen sus precios y, a su vez, están ajustando sus planes de producción en Europa, ante una demanda de vehículos eléctricos inferior a la esperada, la incertidumbre social y política y un exceso de producción. De acuerdo a CLEPA, de no llevar a cabo medidas urgentes desde la UE, se pondrían en riesgo hasta 350.000 empleos en Europa.

Fuente | Bloomberg

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