La victoria de Donald Trump en las elecciones norteamericanas ha abierto una profunda preocupación en muchos sectores. Principalmente en las energías renovables y el coche eléctrico. Y es que el nuevo presidente americano es un firme defensor de que el cambio climático no es real, y que no hace falta tomar medidas para evitarlo.
Según algunos analistas, todavía está por ver lo que hará Trup como presidente. Suele existir una diferencia entre lo que se dice y lo que se hace. Pero la preocupación es evidente, sobre todo para los que han apostado por el coche eléctrico.
Y es que Trump se ha mostrado abierto al desmantelamiento de la Agencia de Protección Medioambiental de los Estados Unidos (EPA). Un organismo que ha liderado la lucha por la mejora de las cifras de consumo y la reducción de emisiones de los coches en este mercado. Un primer golpe que supondría rebajar los requisitos, y abrir la veda de la venta de coches más contaminantes, reduciendo las inversiones en nuevas tecnologías. Algo que puede resultar rentable a corto plazo, pero que no hay que ser muy inteligente para saber que es la receta del desastre a largo plazo.
Una de las consecuencias de esta política sería la desaparición de las ayudas a la compra de coches eléctricos. Los 7.500 dólares que los americanos puedes reducirse del precio de compra es un importante atractivo para la adquisición. Algo que sin duda afectará de confirmarse a las ventas.
Entre las marcas que más se podrían ver afectadas está Tesla. Al contrario que el resto de fabricantes, Tesla sólo fabrica coches eléctricos. Bien es cierto que en una primera fase el efecto sería pequeño, al tratarse de una reducción en unos coches destinados a un tipo de cliente con un elevado poder adquisitivo. Pero la cuestión es que sucederá más adelante con la llegada del Model 3.
En este mercado del Model 3 puede salir por 27.500 dólares, después de restar las ayudas. Una cifra que sube hasta los 35.000 sin los inventivos. Una cantidad que seguirá siendo atractiva para muchos usuarios, pero que no será tan competitiva. De momento esto es una incógnita, pero el día después de las elecciones las acciones de Tesla han bajado 4 dólares, cotizando ahora a 190 dólares. Una bajada que no parece dramática.
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Tesla busca emplazamiento para su Gigafábrica en Europa. Producción de baterías y también de coches [/blocktext]
Pero las consecuencias para los analistas podrían ser peor para el propio mercado americano. Si Trump decide cortar las ayudas, y las ventas se ven afectadas, Tesla se guarda en la manda la opción de reforzar su apuesta en Europa. Levantar una gigafábrica de baterías con posibilidad de fabricar coches sería una forma de reducir costes y acelerar la producción en el viejo continente. Un mercado que a pesar de las desigualdades en cuanto a políticas de inventivos, podría convertirse en el refugio de Tesla. Un movimiento que debilitaría las inversiones en las instalaciones americanas.
Al mismo tiempo esto chocaría con la idea de Trump de crear millones de puestos de trabajo. Trabajo que Tesla está creando tanto en su fábrica de Fremont, como en su futura gigafábrica, recuperando terreno en un sector donde Estados Unidos ha perdido terreno respecto a los fabricante asiáticos en las últimas décadas, y además con un elevado nivel salarial.
Algo que nos lleva de nuevo a pensar que tal vez la retórica agresiva del magnate puede quedarse limitada a algunas acciones puntuales, y puede que finalmente el coche eléctrico continúe su senda de crecimiento.
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Vía | Carkeys
