Hace apenas unos días, FIAT anunció los precios del nuevo 500 eléctrico en Italia, su mercado natal. La nueva generación del icónico urbanita solo se venderá con motorizaciones 100% eléctricas, toda una declaración de intenciones por parte del grupo FCA, que hasta el momento no se había prodigado especialmente en el sector del coche eléctrico.
Sin embargo, ¿realmente FIAT está renunciando a los elevados niveles de ventas que le proporciona el 500 térmico? Nada más lejos de la realidad: Olivier Francois, presidente de la marca, ha confirmado que el viejo 500 con motores de combustión interna se mantendrá en la gama bajo la etiqueta «Classic», un movimiento que llevaba meses rumoreándose.
«Sí, será conocido como Classic. Será muy interesante ver el cambio. Nuestra esperanza es convencer a la mayor cantidad posible de clientes para que apuesten por el eléctrico, por lo que analizaremos cuidadosamente quiénes son los compradores y nuestra capacidad para cambiar a los amantes de los 500 tradicionales a la movilidad eléctrica. Sabemos que son clientes urbanos y que tarde o temprano se volverán eléctricos.
Creemos que están tan enamorados de la marca que tendrán la tentación de ir a ver el nuevo 500 eléctrico. Algunos coches eléctricos dan un poco de miedo porque los clientes están fuera de su zona de confort, por lo que queríamos que el cliente tradicional estuviera cómodo. Entonces, por ejemplo, el modo de un pedal, que es genial, no es la configuración predeterminada, que es de dos pedales. También quería que los botones estuvieran en un lugar normal».
En realidad, es probable que la decisión de mantener un modelo como el viejo 500 térmico en su gama sea mucho más sencilla de explicar. Este vehículo fue lanzado en el ya lejano año 2007 al mercado, se asentaba sobre la plataforma del Panda de 2003, y su desarrollo fue llevado a cabo conjuntamente con Ford, cuyo Ka de segunda generación era a grandes rasgos hermano gemelo del 500.
A pesar de ser un diminuto modelo del segmento A, su aura premium permitió a FIAT vender el 500 a un precio elevado, pues los clientes estaban dispuestos a pagarlo para acceder a un vehículo que aún siendo chic no llegaba a las abultadísimas tarifas del MINI. El éxito no se hizo esperar: a día de hoy, el FIAT 500 es el segundo coche de su categoría más vendido en Europa, solo por detrás del mucho más económico Panda, y muy por delante de rivales como el Toyota Aygo o el Renault Twingo.
Por lo tanto, tenemos un cóctel perfecto para lograr un margen de beneficio salvaje: un modelo pequeño, de precio alto, asentado sobre una plataforma de hace casi veinte años, desarrollado a medias con otra compañía, con unas ventas elevadísimas, y en producción desde hace trece años sin apenas cambios. Decir que está amortizado es quedarse corto. Por lo tanto, es comprensible que FIAT haya decidido no matar a su gallina de los huevos de oro a pesar del lanzamiento de su heredero eléctrico, mucho más moderno… pero también bastante más caro.
Fuente | Auto Express
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