El hidrógeno verde se ha convertido en una de las grandes esperanzas de muchas empresa y gobiernos en la búsqueda de una alternativa a los combustibles fósiles. Pero desde Alemania llega una advertencia de los problemas que se avecinan por culpa de la necesidad de materias escasas y muy costosas para procesos como la producción de hidrógeno desde fuentes renovables.
Según un informe del el Instituto Federal de Geociencias y Recursos Naturales (BGR) de Alemania, las materias primas clave necesarias para la mayoría de los tipos de producción de hidrógeno verde podrían volverse escasas y mucho más caras a medio y largo plazo.
El riesgo de centra en dos componentes. El iridio y el escandio. Dos elementos usados en la electrólisis del agua usada para lograr el hidrógeno verde.
“Estas materias primas ya tienen hoy altos riesgos de suministro. Los mercados de escandio e iridio son muy pequeños”, dice el informe, y agrega que la oferta está muy concentrada y limitada a unos pocos países, mientras que el mercado carece de transparencia.
La autoridad dijo que para 2040, la demanda de escandio aumentará más de dos veces y media y la demanda de iridio incluso se multiplicará por cinco en comparación con la producción de 2018. “Por lo tanto, es necesaria una expansión significativa de la producción”, dijo Siyamend Al Barazi, geólogo de DERA.
En el corazón de la posible escasez de recursos se encuentra la tecnología utilizada para dividir el agua en moléculas de hidrógeno y oxígeno mediante el uso de electricidad: la membrana de intercambio de protones (PEM). Una de las tecnologías más usadas para producir grandes cantidades de hidrógeno procedente de las renovables.
Otro de los problemas es que la producción de la práctica totalidad del escandio está en manos de China, con un 75% de su producción mundial, y de Rusia. El iridio, por otro lado, es mucho más escaso y hasta ahora se considera insustituible en la producción de electrolizadores PEM. La producción está dominada por Sudáfrica, que saca adelante entre el 80 y el 85%, seguida de Rusia.
Una producción centralizada que tendrá que enfrentarse a un previsible aumento de la demanda mundial que según el informe el iridio pasará de las 8 toneladas al año actuales a las 34 toneladas/año para el 2040. Un incremento que los expertos indican será complicado asumir, lo que abrirá las puertas a cuellos de botella y problemas de suministro.
Algo que suele venir acompañado de fuertes subidas de precios, y más todavía si vemos el elevado nivel de concentración de su producción en un puñado de países.
Fuente | DERA
