La paridad de precios entre los coches térmicos y los eléctricos supondrá un punto de inflexión a la hora de que se popularicen los enchufables, ya que desde el primer kilómetro ahorrarán y no habrá plazos de amortización. Los térmicos serán más caros de repostar, mantener, financiar, etc.
Todavía hoy día fabricar los coches eléctricos es más caro, pese a su simplicidad mecánica, principalmente por los costes de las baterías. Han estado bajando durante años, pero los materiales para hacer celdas dieron un rebote violento de su cotización y las baterías son carísimas. Hasta que no se resuelva el problema de los suministros, no bajarán de precio.
No obstante, el producir térmicos también se está encareciendo. Los costes energéticos y de ciertos insumos se han incrementado a su vez, son más intensivos de mano de obra, y hacerles homologables con las últimas normas antipolución aumenta también los costes. Por eso, bajen o no los eléctricos en algún momento, la diferencia de precio se irá lijando.
De acuerdo a Sylvain Filippi, director general de Envision Racing, estamos a cuatro años o menos de lograr la paridad en precios, pero porque los térmicos se van haciendo más caros de producir. «En 2025/2026… empezarán a ver la paridad [en precios] por la parte de proveedores, al menos en países desarrollados».
Evidentemente, producir coches de gasolina o diésel en países con normas más laxas es menos costoso, y seguirá así durante un tiempo. «Ese será el punto de inflexión. Cuando eso ocurra y podamos fabricar los coches eléctricos a gran escala, se abrirán las compuertas de las presas».
Filippi explicó a los asistentes de la conferencia Reuters IMPACT que a partir de dicho punto de inflexión las ventas de los térmicos se desplomarán, no serán buenas inversiones, y perderán valor a gran velocidad: «Serán activos muy poco deseables y creo que la transición se acelerará realmente rápido».
La previsión de la consultora AlixPartners apunta a que las ventas globales de coches eléctricos serán del 33% en 2028 (casi el triple que hoy día) y antes del 2035 se habrá producido el sorpasso. Por lo tanto, en 2025-2026 empezaría un proceso de declive muy progresivo, pero imparable, de los coches con motores de combustión interna.
Este ritmo de extinción estará condicionado a los precios del combustible y la electricidad, la infraestructura de recarga, políticas fiscales, diferencias de trato entre eléctricos y térmicos, valores residuales, la cultura de cada país… o lo que hagan ciertos fabricantes. Por ejemplo, Stellantis ya ha dicho que lo de Euro 7 le va a salir caro y que mejor tirar hacia los eléctricos con paso firme.
Fuente | Reuters
