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El desmontaje de una unidad del Tesla Model Y impresionó a Toyota, provocando un cambio tectónico en los japoneses

Toyota ha comenzado recientemente el desarrollo de una nueva plataforma dedicada en exclusiva a los coches eléctricos. Una arquitectura destinada a sustituir a la actual e-TNGA. Ahora, según las informaciones, una de las razones de este cambio tan rápido tiene su razón en que el director ejecutivo de Toyota, Koji Sato, junto con otros ejecutivos de Toyota, quedaron impresionados después de desmontar y analizar un Tesla Model Y.

Curiosamente la relación entre Tesla y Toyota viene de atrás cuando en 2010, Tesla compró la fábrica de  Fremont a Toyota en 2010. Los términos de la venta convirtieron a Toyota en un accionista de Tesla con nada menos que el 3% de Tesla por apenas 50 millones de dólares. Una ganga a la vista de la evolución del valor del fabricante de Palo Alto que ha reportado unas plusvalías muy importantes a Toyota. Un 3% que a día de hoy pasaría de los 50 millones a los 19.500 millones de dólares.

Los japoneses utilizaron este acuerdo para desarrollar el RAV4 eléctrico de segunda generación en 2011, que utilizó componentes de Tesla y del que se fabricaron apenas 2.500 unidades. Las mínimas exigidas por la Ley del aire de California en su momento.

Todos nos preguntamos que habría pasado si Toyota hubiese mantenido su participación en Tesla y profundizado la asociación. Sin duda la historia posiblemente habría sido muy diferente. Aún así, Toyota vendió su participación en Tesla en 2017 y siguió con sus propios proyectos de vehículos eléctricos, que culminaron con el lanzamiento en 2022 del bZ4X.

Un modelo que no ha logrado brillar a la altura esperada por diferentes razones. Pero entre ellas hay una de base como ha sido el uso de una plataforma que a pesar de bautizarse como e-TNGA, realmente era la misma que usaban los modelos de combustión, la TNGA. El resultado es un modelo que no ha logrado ofrecer grandes resultados en cuanto a eficiencia ni velocidad de carga rápida.

Esto se rumorea que ha llevado al consejo de administración a mover la silla del anterior presidente, 
Akio Toyoda, que dejará su puesto este próximo 1 de abril. Una salida que ha dejado un mensaje bastante claro por parte del propio Toyoda: «El nuevo equipo puede hacer lo que yo no puedo hacer. Ahora necesito dar un paso atrás para permitir que los jóvenes entren en el nuevo capítulo de cómo debería ser el futuro de la movilidad«.

El nuevo CEO, Koji Sato, asumirá el cargo en unas semanas y ya ha insinuado un cambio de estrategia. Si bien Sato se comprometió a continuar desarrollando sistemas de propulsión híbridos y de hidrógeno, también habló de una revisión de los planes de futuro de Toyota. Una nueva andadura donde los coches eléctricos serán el asunto más urgente.

Una de las primeras señales del cambio se producía a finales de enero, cuando Toyota anunció que estaba trabajando en una nueva plataforma desarrollada exclusivamente para coches eléctricos. Una nueva arquitectura que no estará lista hasta 2026.

El desmontaje de un Tesla Model Y por parte de Toyota que lo ha cambiado todo

La pregunta es qué ha provocado estos movimientos tectónicos en un fabricante tan grande y tradicional, que además no olvidemos es el primer fabricante mundial por número de ventas. Algo que no debería suponer el cambio de su presidente.

Según el portal Automotive News, Toyota decidió desarrollar la nueva arquitectura después de que los ingenieros y ejecutivos presenciaran el desmontaje de un Tesla Model Y. El eléctrico estadounidense impresionó al personal de Toyota, provocando un cambio en la estrategia de la compañía nipona.

Aunque el Model Y por fuera parece el mismo que el visto durante su lanzamiento, en su interior si ha sufrido cambios bastante profundos. El despiece demostró que la capacidad de fabricación de Toyota en cuanto a sistemas eléctricos estaba muy por detrás de la de Tesla. Y esto pesar de su experiencia en electrificación, que se remonta al primer Prius híbrido en 1997.

Una de las claves de todo es la enorme simplificación que ha logrado Tesla. El uso de los sistemas de megaprensas ha permitido la eliminación de cientos de piezas que ya no eran necesarias. A esto se suma el uso de una batería estructural que también contribuyó a la eficiencia general.

Según las estimaciones de Toyota, Tesla redujo hasta 100 kg el peso del conjunto con esta técnica, al mismo tiempo que ha mejorado la eficiencia del proceso y reduciendo el coste de fabricación. Algo que convención definitivamente a los ejecutivos de Toyota de la urgente necesidad de dar por terminada prematuramente la plataforma e-TNGA, y dar paso a una nueva arquitectura diseñada desde cero.

El principal problema es el tiempo. Y es que nadie duda de que Toyota tiene suficiente dinero y capacidades para igualar o superar a Tesla. Pero aquí el tiempo es esencial y no sólo por la competencia de los americanos, sino también por el fulgurante ascenso de las marcas chinas. Unos grupos con ingentes recursos económicos y tecnológicos, que incluso han comenzado a introducirse en Japón. Algo realmente significativo.

Pero además, a Toyota le falta otro ingrediente esencial: la mentalidad. Los nipones necesitan un cambio cultural para lograr engancharse a esta nueva era del automóvil que deje atrás el conservadurismo y el pragmatismo, para competir con grupos que se asemejan más a fabricantes de móviles que de coches, con constantes lanzamientos, actualizaciones…

Una filosofía que está muy lejos de la de una Toyota que apenas ha vivido cambios en su propuestas en la última década, y que ahora debe cambiar radicalmente para no sufrir la caída que han vivido pioneros de la movilidad eléctrica, como Nissan.

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