La lucha de Europa por reducir emisiones «no tiene ninguna importancia» si el resto del planeta no hace lo mismo, afirma el presidente de Repsol

Hace escasos días nos hacíamos eco de unas polémicas declaraciones de Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, en las que defendía su «responsabilidad moral» de seguir produciendo diésel. «El denostado diésel salvó a este país», afirmó durante la XVIII edición del Foro Empresarial de Gipuzkoa en referencia al apagón que sufrió España el pasado 28 de abril.

Durante dicho evento, Imaz también aprovechó para advertir sobre la pérdida de competitividad de la industria europea, llegando a afirmar que «las políticas ecológicas radicales» y «la hiperregulación» promovida por Bruselas han llevado a la situación actual. En su opinión, el viejo continente necesita «un menor número de leyes».

Esta línea de pensamiento es compartida por Antonio Brufau, presidente de Repsol, que durante una jornada en el Congreso organizada por la Sociedad Barcelonesa de Estudios Económicos y Sociales ha señalado que el objetivo de lograr una industria europea neutra en emisiones para el 2050 «no tiene ninguna importancia» si el resto del mundo no avanza en el mismo sentido.

Aunque considera que está bien marcar objetivos de reducción de emisiones de dióxido de carbono, hace hincapié en que Europa representa un 7% de las emisiones globales, frente al 34% de China. Por lo tanto, considera que los empresarios deben «hacer aterrizar» al los políticos, pues la situación actual está llevando a un clima de desafección entre la población.

«Necesitamos políticas energéticas con el foco en la energía y no subordinadas a la ecología»

«Europa ha perdido el tren de la productividad». El ejecutivo cree que Europa debe cambiar radicalmente para dejar de perder competitividad. Con esto, Brufau parece querer dar a entender que la Unión Europea debería dejar de dar prioridad a la lucha por reducir sus emisiones de dióxido de carbono a pesar de la emergencia climática a la que nos enfrentamos.

De nuevo, este planteamiento concuerda con el de Imaz, que el otro día declaraba que, si bien el debate «en ningún caso debería ser que tenga que haber menos renovables», a las que considera un activo importante en la descarbonización, «necesitamos políticas energéticas con el foco en la energía y no subordinadas a la ecología».

Brufau sentencia que, con la política actual, una acería radicada en Tánger (Marruecos) «va a producir más emisiones que si la pones en Burgos. Con lo cual, el planeta queda perjudicado. Pero Europa queda mejor«.

Fuente | El Periódico de la Energía