Situada en el distrito de Gaoantun, al este de Beijing, se trata de la mayor instalación dedicada a la recarga y cambio de baterías situada en suelo chino, y representa un nuevo paso en la decidida apuesta del gobierno comunista por aumentar paulatinamente la presencia de vehículos eléctricas en las ciudades. En total esta instalación es capaz de proporcionar recargas rápidas a ocho vehículos al mismo tiempo, y tiene capacidad para realizar cambios de baterías, una operación que lleva entre cuatro y seis minutos en realizarse.
Como vemos, China se ha tomado muy en serio la adopción de la movilidad eléctrica, una decisión motivada tanto por sus tremendos problemas medioambientales, sobre todo en las zonas urbanas, pero también por la cada vez mayor dificultad para hacerse con los recursos para alimentar a un parque móvil que amenaza con convertirse en un monstruo insaciable y que podría cortar el crecimiento del gigante asiático.
Es por eso que cada vez es menos extraño encontrarse con coches impulsados por electricidad, sobre todo en sectores como el taxi, donde fabricantes como BYD han realizado pruebas de larga duración con gran éxito, y que ahora cuenta con la iniciativa privada como principal promotor.
Las expectativas para el mercado de los coches eléctricos son muy ambiciosas en China, que espera disponer de al menos 500.000 coches eléctricos circulando por sus carreteras antes del 2015, una cifra que explosionará hasta los cinco millones para el 2020.
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