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Los últimos días de SAAB: de la quiebra por culpa de General Motors a un brillante futuro fabricando coches eléctricos como NEVS

Corría el año 1946 cuando el fabricante de aviones sueco SAAB (1937) presentó su primer automóvil: el Ursaab. Un vehículo diseñado por ingenieros aeronáuticos que se convirtió en uno de los primeros coches en ser desarrollado en un túnel de viento y que dio lugar en 1949 al SAAB 92, el primer modelo de producción de una marca que a lo largo de su historia se caracterizó por ser pionera en los ámbitos de la aerodinámica, la seguridad y el uso de turbocompresores. Así, a día de hoy SAAB es recordada como una de las grandes marcas suecas junto con su rival Volvo.

Sin embargo, los últimos años del fabricante fueron un continuo ir y venir de disputas legales, ambiciosos proyectos cancelados y grandes planes de futuro que si bien finalmente no se vieron truncados, hubo que pagar un alto precio para sacarlos adelante. En este artículo repasaremos los últimos días de SAAB, el constructor de aviones que se aventuró a crear automóviles, así como su futuro fabricando coches eléctricos bajo la marca NEVS.

SAAB Automobile fue adquirida por el gigante americano General Motors al 50% en 1989, mientras que en el 2000 adquirió el 50% restante. Sin embargo, la crisis económica mundial llevó a General Motors a deshacerse de la marca en el año 2010, la cual fue comprada por el fabricante de superdeportivos sueco Spyker. En 2011, la compañía presentó el SAAB Phoenix Concept (Fénix), un deportivo que encarnaba el renacer de la firma. Diseñado por el ex-Bertone Jason Castriota, este prototipo marcaba el futuro de la marca, tanto a nivel estético con su lenguaje de diseño «Aeromotional», como técnico con la plataforma Phoenix.

Esta arquitectura estaba destinada a ser la base de los SAAB del futuro, pues los 9-4X y 9-5 utilizaban tecnología cedida por General Motors. El Phoenix Concept empleaba un sistema de propulsión híbrido, con un motor de gasolina de 200 cv en el eje delantero y otro eléctrico de 34 cv en el trasero. Este conjunto híbrido se denominaba eXWD, y fue desarrollado en asociación con BMW y PSA, que suministraron el motor 1.6 THP del deportivo. Sin embargo, la plataforma todavía empleaba un 10% de componentes General Motors. El sistema de infoentretenimiento, bautizado como IQon, estaba basado en el por entonces novedoso entorno Android.

En paralelo, Jason Castriota continuó trabajando en el diseño de los nuevos SAAB: el compacto 9-1; la tercera generación del 9-3, que retomaría su clásica configuración de cinco puertas y gozaría de un reducido Cx de 0,26; y la cuarta generación del deportivo Sonett, basada en el diseño del Phoenix Concept y con una potencia prevista de unos 400 cv.

Sin embargo, ninguno de estos modelos llegó a nacer: los problemas económicos y las pérdidas seguían sacudiendo con fuerza a SAAB, que quebró el 19 de diciembre de 2011 después de que General Motors bloqueara su venta al fabricante chino Youngman para evitar que su tecnología cayera en manos de la competencia. Con unas ventas de 133.000 coches al año en 2005, el fabricante sueco había pasado a poco más de 30.000 en 2010. Sus fábricas llevaban paradas meses, por lo que la ausencia de financiación amenazaba con ser el último clavo de su ataúd.

A pesar de todo, SAAB era un premio demasiado jugoso como para dejarlo desaparecer sin más. Tras algunos intentos por parte de fabricantes como Mahindra de adquirirla, en 2012 finalmente pasó a manos de NEVS (National Electric Vehicle Sweden), una empresa sueca con capital chino y japonés y tecnología nipona enfocada al desarrollo de coches eléctricos.

Antes de que siquiera se pudiera retomar la producción, General Motors volvió a hacer acto de presencia y bloqueó la producción de los 9-4X y 9-5, a pesar de que este último, el canto del cisne de la marca, apenas llevaba un año en el mercado (se basaba en la plataforma EPSILON II del Opel Insignia). Con el viejo 9-3 de 2003 como único modelo, la supervivencia de SAAB se tornaba cada vez más complicada.

Ese mismo año, su antigua hermana Scania (en manos del grupo Volkswagen) impidió a NEVS seguir empleando el logo del grifo que había caracterizado a los SAAB en las últimas décadas. En 2013 la marca comenzó a producir prototipos de una versión eléctrica del 9-3, con una interesante autonomía de 280 km por carga, pero en 2014 volvió a recibir un nuevo varapalo: sus problemas de liquidez hicieron que perdiera los derechos de la denominación comercial SAAB, cuyo uso fue vetado en 2016 por SAAB AB, la antigua división aeronáutica del fabricante, ahora independiente de SAAB Automobiles y Scania.

A pesar de todo, SAAB, ahora conocida simplemente como NEVS, salió adelante. En 2015, el fabricante presentó un esbozo primigenio de lo que será su futura gama de modelos, incluyendo cuatro vehículos del segmento D (un sedán, un SUV, un fastback y un crossover) y un SUV del segmento C. En 2017 comenzó a levantar en Tianjin (China) una planta con capacidad para fabricar 200.000 coches eléctricos al año, algo que le permitiría hacer frente al encargo de 150.000 unidades del 9-3 eléctrico realizado por el especialista en alquiler de coches chino Panda New Energy. El contrato entre ambas empresas está valorado en unos 12.000 millones de dólares.

También ese año NEVS firmó un acuerdo de suministro con el fabricante de baterías chino CATL, y a los pocos meses presentó los nuevos 9-3 Concept y 9-3 X Concept, basados en el SAAB 9-3 pero convenientemente modificados para actualizar su estética. Estos modelos no sólo mantienen los nombres empleados por la antigua SAAB, sino que también siguen los clásicos y personales trazos que caracterizaron a lo largo de los años al fabricante sueco. Ambos rondaban los 300 km de autonomía, y contaban con equipamientos como actualizaciones OTA, WiFi y un filtro de partículas capaz de purificar al 99% el aire exterior.

En noviembre de 2017, NEVS anunció un acuerdo con la popular empresa de servicios de movilidad china DiDi Chuxing para desarrollar conjuntamente tecnologías aplicadas a la conducción autónoma; mientras que en diciembre comenzó la producción en pequeños números del 9-3 eléctrico en China, si bien todavía estaba ataviado con el diseño del SAAB 9-3 de 2003 (concretamente, con la estética del restyling de 2008). Este modelo contaba con una potencia de 177 cv, una autonomía de 300 km NEDC y un peso de 2.200 kg.

En 2018, NEVS hizo públicas sus intenciones de construir una segunda fábrica china en Shanghái, de reiniciar la producción en la planta sueca de Trollhättan, y de abrir una cuarta en suelo turco, donde además fabricaría baterías en colaboración con la china GSR Capital. En 2019, el grupo chino Evergrande (que posee acciones de Tesla y Faraday Future) compró el 51% de NEVS, anunciando una inyección de 2.000 millones de dólares en el fabricante sueco.

Este conglomerado es uno de los que más está invirtiendo en la actualidad en el coche eléctrico, con importantes participaciones en empresas como el fabricante chino de baterías Cenat o el proveedor de componentes TeT Drive Technology. Además, hace poco anunció su intención de invertir 23.000 millones de dólares para producir 1 millón de coches al año bajo su propia marca, así como 500 GWh de baterías.

Poco después de esta adquisición, NEVS confirmó una inversión de 170 millones de dólares en el conocido fabricante de superdeportivos Koenigsegg, la cual será utilizada por la pequeña compañía para aumentar su inversión en su programa de electrificación. Ambas empresas de origen sueco ya habían colaborado con anterioridad, pero nunca a un nivel tan profundo.

Además, con este movimiento NEVS adquirió una participación minoritaria del 20% en la marca. Por otro lado, las dos firmas establecieron una empresa conjunta mediante la cual NEVS pretende expandirse a nuevos segmentos en el cada vez más extenso mercado del coche eléctrico. Dicha compañía tendrá una participación del 65% de NEVS y de un 35% de Koenigsegg, la cual a pesar de no poner capital contribuirá con licencias de tecnología y propiedad intelectual, así como con el diseño de productos.

Recientemente, NEVS anunció su alianza con el fabricante sueco Sono, a raíz de la cual se fabricará el anticipado coche solar Sono Sion en la planta de Trollhättan. La fábrica, alimentada por completo por energías renovables, tiene capacidad para producir 200.000 unidades al año, por lo que es muy posible que en el futuro al Sono Sion le acompañen modelos de la propia NEVS (el pequeño modelo solar cuenta con 10.000 reservas en toda Europa). Por otro lado, hace apenas unos días NEVS compró Protean Electric, una empresa británica especializada en el desarrollo de motores eléctricos integrados en las ruedas.

A todo esto habría que sumar la reciente filtración de los dos siguientes modelos eléctricos de NEVS: un fastback (cinco puertas) del segmento D que bebe directamente del 9-3 de Jason Castriota, así como un SUV. Ambos vehículos tienen una estética que recuerda poderosamente a las líneas de los clásicos SAAB, si bien convenientemente actualizadas.

El inicio de la producción en serie del renovado 9-3 eléctrico está previsto para el próximo mes de julio. Así, el futuro aparenta ser brillante para SAAB, que a pesar de haber sido dada por muerta y de haber perdido su insignia e incluso su nombre, sigue más viva que nunca a través de su heredera NEVS. ¿Volveremos a ver algún día automóviles vendidos bajo la marca SAAB? Teniendo en cuenta el enorme músculo económico de Evergrande, todo es posible.

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