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El nuevo jefe de Renault apuntala el programa de coches eléctricos, y buscará atraer a los clientes de Volkswagen

Ayer por la tarde el nuevo presidente de Renault, el italiano Luca de Meo, ha realizado una importante presentación en un viejo hangar a las afueras de París. El escenario tenía un gran componente simbólico ya que a pesar de su aspecto estropeado, se trataba del primer hangar para aeronaves del mundo. Un ambiente desde donde ha presentado su estrategia de cara a los próximos años donde el coche eléctrico tendrá un papel fundamental.

Según el directivo, la clave de sus nuevos lanzamientos será la nueva plataforma CMF-EV, que marcará un antes y un después dentro del grupo. Una plataforma modular y dedicada sobre la que Renault y Nissan «construirán toda una familia de coches eléctricos».

El Renault Mégane eVision será uno de los primeros. Una propuesta que para el directivo supone un ejemplo de la nueva dirección que tomará el programa de coches eléctricos, que explorará con más fuerza el segmento C, buscando a un cliente de clase media. Un modelo al que ha catalogado directamente como competidor de las propuestas de Volkswagen, y que de Meo ha confirmado que llegará en el segundo semestre de 2021 al mercado.

También ha confirmado el lanzamiento de un segundo modelo, del que no ha dado pistas, pero todo hace indicar que será un SUV compacto de unos 4.6 metros de largo que tendría como objetivo situarse dentro del segmento de los Volkswagen ID.4, Nissan Ariya y compañía, y que a falta de confirmación oficial todo hace indicar que montará sistemas de tracción total, baterías de entre 63 y 87 kWh brutos y contará con autonomías de hasta 500 kilómetros. Un SUV que no llegará hasta 2022.

Una estrategia que buscará el margen de beneficio más que el volumen, y donde hay mucho todavía por decidir como saber si el nuevo Megane eléctrico, que recordamos contará con baterías de entre 40 y 60 kWh, será el sustituto natural del ZOE, que podría dejar de ser fabricado para dejar en manos del Twingo ZE el segmento de acceso, y en las de Dacia la de ofrecer una alternativa de bajo coste y también para los sistemas de car sharing con el Spring.

Fabricación de baterías

En la presentación también ha tenido tiempo para tratar el tema de la producción de baterías. Un aspecto que hasta ahora el fabricante galo había dejado en manos de sus suministradores asiáticos, pero que ahora a la vista de los problemas de algunas marcas para hacerse con el volumen necesario están moviéndose para diversificar.

De esa forma la idea sería integrarse en el consorcio auspiciado por Francia y Alemania, donde ya están nombres como el Grupo PSA (Peugeot, Citroën, Opel, DS) además de Saft, la división de baterías del gigante petrolero francés Total, que están levantando dos grandes fábricas de baterías, una en suelo francés y otra en alemán, y donde Renault entrará empujado por el gobierno galo que busca reforzar a sus marcas de cara a las nuevas generaciones de coches eléctricos.

Unas baterías donde además habrá un componente de I+D, donde se trabaja en nuevas tecnologías como el electrolito sólido, donde Renault ha mostrado gran interés debido al enorme potencial que hay detrás de una de las tecnologías más prometedoras del momento.

Fuente | Handelsblatt

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