La iniciativa en la movilidad con pila de combustible de hidrógeno es fundamentalmente asiática, tras la recogida de cable de fabricantes occidentales. No solo los japoneses y los coreanos, los chinos también ven viabilidad al uso de hidrógeno para mover automóviles. SAIC ha puesto en marcha una flotilla de Maxus MIFA Hydrogen en el área de Shanghái.
Están disponibles a través del servicio de movilidad Xiangdao Chuxing, que podemos comparar con Uber en estos lares. Los usuarios pueden pedir una furgoneta de hasta siete plazas, aunque es una oferta para clientes de empresa. Aunque pueda parecerlo en las imágenes, los vehículos no llevan esos rótulos, son un burdo fotomontaje por parte de alguien que no lleva muy bien lo de la perspectiva y las proporciones.
Uno de los argumentos a favor de estos vehículos, de acuerdo a SAIC, es la seguridad. Los depósitos de hidrógeno soportan una presión de 70 Mpa o 700 bares, y son especialmente resistentes a la temperatura. Nos han dado un dato: 842 ºC, como el magma volcánico. Además, el grosor de las paredes es de 25 mm, eso y blindado viene a ser lo mismo, y emplea «fibra de carbono de grado aeroespacial». Por eso dicen en la red social Weibo: «Viaja con tranquilidad».
El sistema de pila de combustible empleado tiene una potencia de 92 kW y alimenta unas baterías de iones de litio. Dado un consumo de 1,18 kg de hidrógeno cada 100 kilómetros -bajo ciclo chino- se pueden hacer algo más de 600 km. Respecto a la versión eléctrica equivalente, Maxus MIFA 9, supone un extra de alcance de unos 100 km.
Respecto a los incentivos como pasajero, el MIFA Hydrogen tiene butacas independientes en la segunda fila con soporte para los pies, se puede ir en posición supina o acostado, dispone de una gran visibilidad con su techo panorámico eléctrico, y el aire del interior está purificado hasta el punto de suprimir el 99,9% de las partículas finas (PM2.5) del ambiente.
De momento no es un vehículo disponible a nivel comercial. La mejor forma de probar este tipo de vehículo es ofreciéndolo como servicio, creando una clientela cautiva para que se incentive el suministro comercial de hidrógeno. Teniendo en cuenta que se ofrece a un cliente de nivel adquisitivo elevado, como ejecutivo/negocios, ya nos podemos hacer a la idea de que el kilo de hidrógeno barato precisamente no sale.