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La nueva vida que les espera a las baterías usadas de los Range Rover híbridos enchufables

El grupo Jaguar Land Rover está siendo una de las compañías que más provecho está sacando de la economía circular con las baterías de sus vehículos electrificados, gracias a su estrategia llamada ‘Reimagine’. Y eso que su transición hacia la electrificación no acaba más que empezar.

Hace unos meses conocimos cómo las baterías usadas de los Jaguar I-PACE eléctricos pasarían a formar parte de unos innovadores sistemas de almacenamiento para dar suministro a la compañía eléctrica británica National Grid. Ahora, JLR da un paso más y empezará a dar un segundo uso a las baterías de los Range Rover y Range Rover Sport con tecnología híbrida enchufable.

Los británicos se han asociado con Allye Energy para desarrollar una unidad de almacenamiento de energía con las baterías de sus vehículos PHEV llamado MAX BESS. Allye, compañía especializada en productos de almacenamiento de energía distribuida en el borde de la red, utiliza baterías flexibles y modulares con aprendizaje automático e Inteligencia Artificial.

Range Rover PHEV

Ahora, con la asociación con Jaguar Land Rover, se lanzan a desarrollar un nuevo sistema de almacenamiento de energía en batería (BESS) portátil. Cada una de estas utiliza siete baterías usadas de los coches híbridos enchufables antes comentados, para un total de almacenamiento de 270 kWh de energía. O lo que es lo mismo: el equivalente a un mes de energía para un hogar promedio en el Reino Unido.

Los BESS desarrollados por Jaguar Land Rover y Allye están diseñados para poder cargar hasta nueve Range Rover PHEV a un mismo tiempo, pudiendo realizar las tareas de carga rápida de forma sencilla, tanto para híbridos enchufables como eléctricos puros. Además, se pueden conectar a energías renovables tanto en sitios fijos como otros fuera de la red.

Un claro ejemplo de cómo se puede sacar partido de una tecnología así nos la ofrece la propia Land Rover, que realizará las primeras pruebas de este inédito BESS durante los test de desarrollo del nuevo Range Rover Electric, previsto para finales de este año. «El MAX BESS se puede utilizar para reemplazar los generadores diésel, en los que históricamente ha dependido la industria automotriz, para alimentar lanzamientos, eventos y pruebas de vehículos fuera de la red en áreas remotas».

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El equipo de ingenieros de JLR utilizará este MAX BESS durante más de 1.000 horas de pruebas, lo que equivaldría a ahorrarse la emisión de más de 15.494 kg de CO2 en el transcurso de un año en comparación con los generadores diésel convencionales. Esto equivale, por ejemplo, a que un pasajero realice siete vuelos de ida y vuelta entre Nueva York y Londres.

El MAX BESS pesa menos de 3,5 toneladas, permitiendo su uso estacionario o incluso portátil para proporcionar almacenamiento de energía a minoristas o a la propia red de Jaguar Land Rover. «Desarrollar proyectos de baterías de segunda vida como este es crucial si queremos hacer realidad la sostenibilidad en JLR e impulsarnos hacia el logro de nuestro objetivo de carbono neto cero para 2039», asegura Rubén Chorley, director de operaciones industriales sostenibles de JLR.

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