España inaugura su primera planta de producción de hidrógeno verde
Se pone en marcha la primera planta de producción de hidrógeno verde de España, situada en la localidad mallorquina de La Lloseta, y que se espera produzca 300 toneladas de hidrógeno al año.
El hidrógeno procedente de las fuentes de energía renovables se ha convertido en el sueño de algunos para descarbonizar nuestra sociedad. Ahora, España ha dado un paso importante al poner en marcha su primera instalación de producción de hidrógeno verde a nivel industrial, y que está conectada ya a los gasoductos que alimentan a Mallorca.
Este proyecto ha comenzado sus trabajos en la planta de Lloseta, y que utiliza energía fotovoltaica para generar hidrógeno. Esta iniciativa es pionera en las Baleares y constituye un hito en el esfuerzo por reducir las emisiones de la región.
El proyecto de Lloseta es fruto de una colaboración entre el sector público y privado, con el apoyo de fondos europeos y de diversas entidades. Uno de los principales impulsores es la empresa Enagás, junto a Acciona y Cemex, que han jugado un papel fundamental en la construcción y puesta en marcha de las instalaciones. La planta, que ha tenido un coste de 50 millones de euros y una ayuda de Europa de 10 millones, se ha diseñado para producir hidrógeno verde a pequeña escala en su fase inicial, con la posibilidad de aumentar su capacidad a medida que la demanda y las infraestructuras evolucionen.
Una instalación que se espera logre producir 300 toneladas de hidrógeno al año, equivalente a unas 900 toneladas de gasolina cada año, y que evitará la emisión de 21.000 toneladas de CO2 a la atmósfera. La planta, que fue inaugurada en marzo de 2022, ha comenzado a generar hidrógeno a escala industrial después de que se haya solucionado una incidencia relacionada con el electrolizador que había paralizado su producción desde el inicio.
La energía para alimentar el electrolizador llegará desde las plantas fotovoltaicas de Lloseta (8,5MW) y Petra (5,85MW) y su sello 100% renovable será supervisado por la plataforma GreenH2Chain, desarrollada por ACCIONA Energía, que acreditará mediante tecnología blockchain que el hidrógeno obtenido en la planta es 100% renovable.
De forma paralela se ha puesto en marcha el conducto de la central de Cas Tresorer, en Palma, la primera infraestructura de estas características que existe en España. Se trata de un gasoducto que conducirá el hidrógeno verde que se producirá en la central de Lloseta y la transportará hasta la central de gas de Cas Tresorer.
Entre los diferentes usos que se plantea al hidrógeno está la de inyectarlo en el suministro de gas natural, en una concentración de apenas el 2%, transportarlo mediante camiones para utilizarlo en un hotel en la Playa de Palma con pila de hidrógeno, en el puerto de la capital balear para ferries, y también para autobuses de la EMT.
Según la empresa, esta obra beneficiará directamente a más de 115.000 hogares y 2.000 consumidores terciarios e industriales, que podrán disfrutar de un combustible sostenible y 100% renovable.
Opinión
Por fin podemos decir que hay un proyecto de hidrógeno verde en marcha en España. Eso si, como siempre en estos casos no se indican aspectos clave, como el coste del hidrógeno, que es uno de los principales retos del sector.
Según los estudios, España es un país donde todavía es cara su producción, con un coste estimado de unos 137 euros por MWh. Esto corresponde a 4,56 euros (5.09 dólares) por kilogramo de hidrógeno verde en origen. Cifras que podemos comparar con los costes del hidrógeno gris, que según los datos de Bloomberg, se mueven entre los 0.98 y los 2.93 dólares por kilo. Por su parte, el hidrógeno azul, producido con fuentes fósiles, se mueve entre los 1.8 y 4.7 dólares el kilo.
Esto supondrá que España no podrá competir con los países más avanzados en costes del vector, lo que se traducirá en que para funcionar, la planta tendrá que ser subvencionada de forma casi perpetua, ya que no se espera que el hidrógeno verde logre ser competitivo al menos hasta mediados de la próxima década.
Además, la localización de la planta, en Mallorca, es cuando menos polémica ya que la isla cuenta con una penetración de energías renovables muy baja, un 11% en 2023, frente al 50% de la Península, algo que supondrá tener que importar electricidad por los cables submarinos para no tener que usar fuentes sucias.