El BMW i3 llegó al mercado con dos opciones. Una eléctrica pura, y otra dotada de un extensor de autonomía. Un pequeño motor gasolina de baja cilindrada, pensado para funcionar como generador para ampliar el alcance del coche cuando nos quedamos sin carga.
La cuestión es que el extensor de autonomía está formado por un motor de apenas 25 kW (34 CV). Un motor que es incapaz de mantener las prestaciones del coche cuando se termina la carga de las baterías, y que necesita un mínimo de conocimientos para sacarle el máximo partido.
El problema es que si por alguna razón se nos termina la carga de la batería, y no tenemos un enchufe, podremos seguir circulando. Pero las prestaciones se reducirán de forma drástica. En llano la diferencia se notará en una menor aceleración. Pero en una subida pronunciada puede llegar a suponer un descenso de velocidad que puede llegar a los 30 km/h, tal y como hemos comprobado nosotros durante nuestra propia prueba.
Esto precisamente es el motivo que ha llevado a un usuarios norteamericano a poner una denuncia a BMW por esta pérdida drástica de potencia. Una cuestión que no es avisada en ningún momento por el vehículo, y que puede sorprender a aquellos usuarios sin conocimientos previos del funcionamiento del sistema.
Algo que según el denunciante, supone que incluso pisando a fondo el acelerador, la velocidad puede llegar a niveles peligrosos para el conductor y sus ocupantes, lo que da como resultado según la denuncia «Coches peligrosos que no deberían ser conducidos«.
Veremos en que queda este asunto.
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Vía | Autonews
