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La expansión de puntos de recarga de coches eléctricos, en manos de los fabricantes.

Hace apenas unos años, los fabricantes de automóviles respondieron de manera bastante uniforme a las preguntas sobre la construcción de estaciones de carga para vehículos eléctricos con un rotundo “no es mi trabajo». Pero la realidad ha cambiado, y comienzan a darse cuenta de que nadie más va a construir estaciones a gran escala, necesarias para estimular las ventas y dar servicio a las millones de unidades que circulan actualmente.

¿Tendrán que hacerlo ellos mismos? Según Andreas Tschiesner, consultor de automoción en McKinsey & Co., “la infraestructura de carga es un cuello de botella», y los fabricantes de automóviles están «listos para comenzar a poner la pelota en juego porque no sucede nada por sí solo». Por ejemplo, Volkswagen, Daimler, Ford Motor y BMW se han unido para crear Ionity, una compañía que está construyendo estaciones de carga en toda Europa.

VW ha creado Electrify America, una unidad que invertirá unos 2 mil millones de euros en estaciones de carga en los EE. UU., y la compañía alemana está considerando una operación similar en China. Porsche está instalando cargadores en los concesionarios y está trabajando con BMW y Siemens para desarrollar la carga ultrarrápida. Mientras que los grandes fabricantes de Japón han establecido una empresa para promover la instalación de cargadores rápidos.

Los movimientos se producen cuando los fabricantes de automóviles se preparan para inundar el mercado con vehículos eléctricos. Los fabricantes de automóviles de todo el mundo gastarán más de 200 mil millones de euros en los próximos cinco años en el desarrollo de más de 200 modelos, según la consultora AlixPartners. General Motors espera vender 1 millón de eléctricos para 2026. Volkswagen dice que tendrá 20 modelos para 2025, BMW tendrá una docena y Renault ocho.

Para atraer a potenciales compradores, «los fabricantes deben crear una experiencia de carga positiva», dice Colin McKerracher, analista de BloombergNEF. Aproximadamente el 80% de la carga se realiza en hogares y oficinas, pero las encuestas muestran que la recarga en desplazamientos largos es una preocupación clave para los consumidores: el 41% de los alemanes y el 36% de los franceses temen no poder recargar sus coches, más del doble de los que citaron la autonomía insuficiente como impedimento para pasarse a un eléctrico.

A medida que se extienda el coche eléctrico, muchos compradores serán residentes de bloques apartamentos sin acceso directo a un garage y, por ende, a punto de carga. La Agencia Internacional de Energía predice que la flota mundial de eléctricos podría ser de alrededor del 30% para 2030, lo que requeriría unos 30 millones de cargadores públicos, 50 veces más que el número actual. Las estaciones de carga rápida necesitan al menos ocho clientes al día para ser rentables, y muchos de ellos luchan por obtener la mitad de eso, dice BNEF.

El riesgo es que si los fabricantes de automóviles construyen sus propias redes, la carga se atomizará más de lo que ya está. A nivel mundial, hay más de una docena de tipos de enchufes con al menos ocho velocidades de carga, y para acceder a ellos con la misma facilidad con que se reposta un coche térmico se requieren múltiples suscripciones a varios proveedores. «Cuando viajas más lejos, necesitas una carga rápida», dice Hakan Samuelsson, director ejecutivo de Volvo Cars, que presentó su primer automóvil totalmente eléctrico en febrero. «Desafortunadamente es como una jungla», sentencia.

La excepción entre los fabricantes es Tesla, que en 2012 comenzó a construir sus ‘Superchargers’ para atender a sus clientes en cuatro continentes. Es poco sorprendente que Tesla sea el líder del mercado y haya vendido unas 400.000 unidades desde 2010. El volumen actual de puntos de recarga «no va a ser suficiente si Tesla vende un millón de coches al año», dice Ashish Khanna, socio de L.E.K. Consulting, que asesora a las empresas automotrices en el cambio a la energía eléctrica.

La razón es muy simple, con la llegada del Model 3, y en especial de las versiones más económicas, se necesitarán más supercargadores, Khanna agrega que «sin lugar a dudas, tendrán que desarrollar la red aún más». Ionity, por su parte, construyó en abril de 2018 su primera estación de carga rápida en Alemania. Para mediados de 2020, tendrá 400 estaciones en toda Europa, o aproximadamente una cada 120 kilómetros a lo largo de las autopistas del continente. La red contará con puertos de carga compatibles con la mayoría de los modelos actuales, y prometen ser 50% más eficientes que los de Tesla, capaces de dar 200 km de autonomía en 8 minutos.

Porsche lanzará el Taycan en breve y, seguramente, aprovechará al máximo el reclamo de la red Ionity. Electrify America, afirma que tiene listos más de 100 puntos de carga y para julio planea tener casi 500 que funcionarán con la mayoría de los EV. «La inundación de los eléctricos está llegando», dice Brendan Jones, director de operaciones de Electrify America. «Queremos tener la infraestructura para ello».

Es cierto que las administraciones han tardado demasiado en reaccionar con el desarrollo de una red pública de recarga, cada día que pasa, se necesitarán más puntos. Los fabricantes están decididos a tomar las riendas y agregar este servicio como un plus a la adquisición de sus eléctricos. Ahora bien, como afirma Khanna, ¿realmente se atomizará la compra de eléctricos? Es decir, cuando vayamos a comprar uno, ¿la red de carga será uno de los criterios de peso para decidirnos?

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