El acceso a un suministro estable de baterías se ha convertido en uno de los principales tormentos de los fabricantes tradicionales, que se han lanzado al mercado del coche eléctrico en volúmenes considerables sin una gran planificación. Es el caso de Mercedes, que el pasado año debutaba en esta nueva generación con el EQC, y del que finalmente se han producido una pequeña parte de lo estimado por la marca germana.
Y es que de los 25.000 EQC que aguardaban colocar en 2019, finalmente la cifra se ha quedado en solo 7.000 unidades por no contar con baterías suficientes para completar los objetivos.
Pero ahora parece que con un volumen de baterías en números más estables, desde la marca de Stuttgart son más optimistas y según Joerg Howe, representante de Mercedes, este año esperan poder lograr producir al menos 50.000 unidades del EQC. Una cifra que supondrá un salto adelante muy importante que supondría más del 7% del total de ventas de SUV de Mercedes respecto a las cifras del año pasado. Una cuota que posiblemente este año sea más grandes por la caída de ventas de los modelos diésel y gasolina.
Unas matriculaciones del SUV eléctrico que son fundamentales para una marca que ha visto crecer las ventas de los SUV diésel y gasolina de forma importante en los últimos años, llegando a ocupar una de cada tres ventas. Algo que tiene impacto directo en las emisiones de la marca.
El promedio en 2018 llegó a los 130.4 gramos de CO2 por km, y Mercedes necesita alcanzar un objetivo de 103.1 gramos por km para 2021. Si no logran reducir sus emisiones, el fabricante se enfrenta una multa que se ha estimado podría alcanzar los 997 millones de euros. Algo que se comería buena parte de los beneficios netos que el pasado año cayeron de forma drástica hasta los 2.700 millones de euros. Un 64% menos que el año anterior en un ejercicio donde no se tenía en cuenta un impacto de la crisis del coronavirus que ha reducido el beneficio neto del primer trimestre de este 2020 a los 168 millones de euros, o un 92% menos que el mismo periodo del 2019.
Esto se traduce en que o Mercedes reduce sus emisiones, o verá como este duro 2020 se convierte en todavía más difícil en un aspecto económico que ya está teniendo importantes consecuencias como las noticias de que el fabricante prepara una reducción de personal que afectará a unos 15.000 trabajadores y que está en plena fase de negociaciones con los sindicatos para confirmarse.
Una salida de la mano de los coches eléctricos donde además del EQC deberíamos ver la llegada urgente del EQB, prevista para 2021, y al que acompañará posteriormente la versión más accesible, el EQA. Tres propuestas que junto con las nuevas y exitosas versiones híbridas enchufables del Clase A y B, deberían ayudar a que en 2021 las multas por emisiones sean algo más contenidas.
Relacionadas | Así será el Mercedes EQB, que llegará en 2021 al mercado