Por qué el coche eléctrico no despega en Europa y qué hay que hacer para remediarlo

Por qué el coche eléctrico no despega en Europa y qué hay que hacer para remediarlo
Esto es lo que necesita Europa para impulsar la electrificación en el sector de la movilidad por carretera. Foto: Freepik.

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Publicado: 03/06/2024 11:37

Europa está ante el reto de reducir drásticamente las emisiones de CO2, lo que pasa por la necesidad de electrificar su flota de turismos y furgonetas, entre muchos otros detalles. ACEA, la asociación de fabricantes en Europa, reconoce la extrema necesidad de una transición «masiva» hacia el coche eléctrico, pero de nada sirve establecer ambiciosos planes de electrificación sin no se dan las condiciones adecuadas para su implantación.

Una «estrategia inteligente» es lo que falta en Europa, a las puertas precisamente de unas elecciones en la UE. Aceptada la clara necesidad de electrificar la industria del transporte con rapidez, ahora la cuestión pasa por acertar con el «cómo». «Descarbonizar el transporte y la movilidad de tal manera que realmente logremos nuestros objetivos sociales compartidos, al tiempo que logramos un equilibrio sostenible y realista entre los intereses económicos, ambientales y geopolíticos».

Uno de los principales objetivos pasa por crear una infraestructura de recarga pública adecuada. Europa necesita acelerar «drásticamente» esta tarea: según el último informe de ACEA, se necesitan 8,8 millones de puntos de recarga para el año 2030. Para llegar a ese objetivo, se requieren unos 1,2 millones de cargadores de forma anual. El problema es que actualmente vamos a un ritmo de 150.000 al año, por lo que se necesitaría multiplicar por ocho la tendencia actual.

La industria automovilística europea se encuentra en una situación crítica. Foto: Freepik.

Otro problema añadido es la disparidad en las políticas entre las dos Europas: una, en la que se concentran dos tercios de los actuales puntos de recarga, en Países Bajos, Francia y Alemania, que copan apenas el 20% de la superficie de la Unión Europea. El otro tercio está repartido entre 24 otros países miembros de la UE: «Muchos países están drásticamente desatendidos, particularmente en Europa central y oriental».

Europa necesita también terminar con el mercado interno fragmentado en lo que a incentivos se refiere. Las ayudas (o no ayudas) para incentivar la compra de coches eléctricos dependen de cada país, lo que dificulta a ciertos países alcanzar a otros más ricos. «Un continente con más de 27 planes no coordinados para los vehículos eléctricos obstaculizará la transición».

Desde ACEA se recuerdan las diferentes herramientas con las que Europa podría mejorar en este aspecto, con una «combinación de políticas inteligentes»: créditos fiscales, tarifas de registro más bajas, peajes y aparcamientos bonificados, reducciones de IVA… Pero ya no solo eso, sino mejorar los tiempos en los que se conceden estas ayudas, que en nuestro caso más cercano en España con el Plan MOVES pueden tardar más de un año.

El Viejo Continente se tiene que mirar en el espejo de sus dos grandes rivales en el mercado internacional como Estados Unidos y, sobre todo, China. Se necesita que los objetivos anteriores se sincronicen con una «estrategia industrial holística más amplia». Esto quiere decir, abarcar todo el ciclo de vida de los coches eléctricos, promoviendo la fabricación asequible, reduciendo costes energéticos y de fabricación, sobre todo de baterías, y garantizando el acceso a materias primas críticas.

Opinión

Desde ACEA reconocen la necesidad de un «marco político europeo más inteligente y mejor coordinado», y eso es algo que se lleva reclamando muchos años. Pero hace falta algo más: se necesitan coches eléctricos baratos para que la transición sea rápida y accesible, independientemente de sus recursos económicos o de la región en la que vivan.

La industria del motor ha prometido invertir más de 250.000 millones de euros para electrificarse de aquí al final de la década, pero los mensajes de las marcas en las últimos meses van en otra dirección. La desaceleración de la demanda está provocando que grandes fabricantes como Mercedes o Volkswagen, por poner solo dos ejemplos, estén ralentizando sus planes.

Europa necesita trabajar en equipo si quieren conseguir sus ambiciosos objetivos de cara al 2030, pero eso también pasa por centrarse en el sector de la logística y el transporte pesado. Sin una red de puntos de recarga amplia y fiable será imposible lograrlo. La transición al vehículo eléctrico debe jugar un papel fundamental en las próximas elecciones europeas, mientras el sector aguarda a los posibles aranceles a los coches eléctricos chinos. ¿Es esta última la política inteligente que se está pidiendo?

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