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La rentabilidad de un coche eléctrico: factores a tener en cuenta

¿Qué tan competitivos son los coches eléctricos respecto a sus contrapartes de combustión? Hoy en día, podría ser la pregunta del millón para muchos, ya que una de las principales preocupaciones de potenciales compradores de un eléctrico es, precisamente, el precio de compra. A continuación, hacemos un repaso por los principales puntos a considerar si tienes en mente comprar un coche eléctrico.

El punto de partida debe ser, en la gran mayoría de los casos, tener en cuenta que existe el valor de compra y el coste de uso, una vez que se tenga decidido el tipo de coche que se ajusta a las necesidades, tocará elegir el medio de propulsión, diésel, gasolina, gas o eléctrico, en este momento, es cuando el valor de compra surge como primer criterio a resolver, el precio máximo que estamos dispuestos a pagar.

Para tomar esta primera decisión, entran en juego una serie de factores como el rendimiento, confort, diseño, tamaño, equipamiento, consumo medio y, en algunos casos, sensaciones de conducción. Una vez que nos hayamos decantado por determinada opción, el coste de uso es clave en muchos casos, y con sentido, ya que se utilizará el automóvil todos los días durante muchos años.

Muchas personas que hacen la comparativa sentencian que un vehículo eléctrico es más caro que uno de combustión, pero en la realidad no es tan simple. Ya sea gasolina, diesel o eléctrico, todos los tipos de vehículos son económicamente comparables. Todo depende de cómo se use el vehículo, la cantidad de kilómetros que se conduzcan, espacio para ocupantes y carga, posibilidad de viajar y más.

Entonces, volviendo al precio de compra, en una categoría similar de automóviles, un modelo diesel generalmente cuesta más que uno de gasolina, pero menos que un modelo eléctrico. Pero se debe tener en cuenta que en muchos países europeos, los incentivos fiscales pueden compensar estas diferencias de precios de adquisición en favor de los modelos propulsados por electricidad.

Las diferencias de precios correlacionan con la tecnología utilizada. De hecho, un motor diesel es más difícil de producir que uno de gasolina. En cuanto a los coches eléctricos, el precio de las baterías de iones de litio explica en gran parte un precio más elevado. Por eso, en los próximos años, un gran reto para los fabricantes será reducir el precio de las baterías, obteniendo mejores precios y optimizando sistemas de producción.

Esta fórmula aplica para la gran mayoría de fabricantes de coches eléctricos, que entregan el vehículo con la batería. Sin embargo, hay excepciones, como Renault, que brinda la posibilidad de adquirir el vehículo con un precio menor asociado al alquiler de las baterías, tarifa que variará dependiendo de la duración del contrato, kilómetros/año, etc. La startup Sono Motors también ha anunciado que ofrecerá esta opción con el Sono Sion.

Ahora bien, muchos países de Europa ponen a disposición del potencial cliente líneas de ayuda para incentivar la compra, a través de descuentos directos, exenciones fiscales anuales, deducción del IVA, aparcamiento público y peajes gratuitos, exención del pago del impuesto de matriculación o posibilidad de conducir por los carriles BUS/VAO. De esta manera, los eléctricos pueden ser más competivos.

Llegados a este punto, tras decidir el tipo de coche, optar por propulsión eléctrica, definir un precio de compra acorde, se debe tener claro que el coste total del automóvil no se limita a su precio de compra. Ahora hay que sumar otros gastos asociados, como mantenimiento, seguro, plaza de garaje, punto de carga, etc. Pero sobre todo el coste de cada 100 km de desplazamiento, punto de inflexión entre una tecnología y otra.

El coste de uso de un coche eléctrico será mucho menor respecto a un modelo con motor de combustión comparable. En primer lugar, la electricidad cuesta menos que la gasolina o el diesel. Por ejemplo, para un desplazamiento de 100 kilómetros, la electricidad necesaria costará unos 3 euros, aunque hay varios factores que pueden influir en este coste, el primero, el consumo del coche, en esta estimación se tiene en cuenta un eléctrico un consumo medio de unos 16 kWh/100 km. Para ese mismo trayecto, sus contrapartes de combustión necesitarán unos 8 euros de gasolina o unos 6 euros de diésel.

Claro está, estas cifras pueden variar notablemente si tomamos en cuenta la hora en la que recargamos un coche eléctrico, el coste de la electicidad para recorrer 100 km podría ser menor a un euro euros si recargamos en casa con una tarifa reducida, súper valle por ejemplo, hasta los 2 euros si lo hacemos con tarifa normal, siempre teniendo en cuenta el consumo medio del vehículo. El otro factor que aplica a todas las tecnologías es el estilo de conducción y elementos como la orografía y temperatura exterior media.

A lo largo del uso de un vehículo, deberemos hacer frente a gastos recurrentes en paralelo al seguro, el más importante -quizá- son los mantenimientos. Al no tener caja de cambios, embrague, bujías, tubos de escape y otras piezas de desgaste, los costes de mantenimiento de un eléctrico también serán notablemente más bajos en relación a los de un coche de combustión interna, se estima que podrían ser en torno a un 50-75% más baratos respecto a operaciones de mantenimiento de un vehículo de combustión.

Tras repasar estos aspectos generales, queda claro que, a priori, el precio de compra de un eléctrico es más alto que modelos de combustión comparables. Esta diferencia se puede reducir gracias a ayudas a la compra. Pero donde se inclina la balanza es en el coste de uso, los eléctricos tienen menos gastos operativos y cuestan menos de conducir. Además, cuanto más se use, más rentable será respecto a otras opciones.

En este sentido, el punto de equilibrio o de amortización de la inversión de un eléctrico dependerá de cada caso particular, pero haciendo un ejercicio rápido, un perfil que se desplace diariamente 50 km (L-V) y que recarge su vehículo en casa con tarifa reducida, gastará a la semana unos 2,5€ de electricidad, 10€/mes. En el caso de un coche diésel serían 15€ semana, unos 60€/mes, mientras que para un gasolina necesitaremos unos 80€/mes.

Al cabo de un año, el ahorro en ‘energía’ sería de al menos unos 600€ en este ejemplo de desplazamiento casa-trabajo-casa, a lo que debemos sumar el ahorro en mantenimiento, unos 200€/año, y otros 250€/año si tomamos en cuenta posibles ahorros en aparcamiento en zonas SER, peajes, etc. La estimación total nos deja un ahorro de aproximadamente unos 1.000€ por año si comparamos con un diésel hasta unos 1.300€ si lo hacemos con un gasolina, una cifra bastante importante.

En un periodo de tenencia de unos 5 años, nos estaríamos ahorrarando con el eléctrico unos 4.000 euros respecto a un modelo de combustión. Claro, si al ejemplo sumamos más años de propiedad, más kilómetros de desplazamientos, y otras posibles fuentes de ahorro, son más factores en favor de un eléctrico. Sin perder de vista el placer de conducir un coche eléctrico en términos de ecología, confort y menos restricciones en grandes ciudades. A continuación os dejamos una tabla resumen de los principales apartados comparables para tener una fotografía de la rentabilidad de un eléctrico a medio y largo plazo.

 

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