Tesla potenciará la fabricación de sus baterías 4680 con cuatro nuevas variantes mejoradas

La inminente llegada del Tesla Cybercab, el robotaxi eléctrico de la compañía norteamericana que se debe presentar en escasos días, será un punto de inflexión. Tesla quiere convertirse en una compañía dedicada a la Inteligencia Artificial y a la robótica, sin olvidarse tampoco del importante papel que juegan sus coches eléctricos.

Y aunque no sea conocida por su otro ‘pequeño’ rol, el de fabricante de baterías (a pesar de que recientemente la marca dijo en redes sociales que había alcanzado la unidad 100 millones de baterías 4680), lo cierto es que Elon Musk quiere potenciar este apartado. En un campo completamente dominado por los fabricantes asiáticos, con las chinas CATL y BDY a la cabeza, Tesla buscará darle más importancia a su papel como productor de baterías. El objetivo primero es el de mejorar el rendimiento de sus coches, a la vez que reducir costes.

Su batería 4680 es la protagonista en la marca norteamericana: 46 nos dice el diámetro de la ‘pila’ en milímetros, 80 la longitud en mm de las celdas. Tesla ha sufrido muchos quebraderos de cabeza con estas baterías, que actualmente montan su pick-up eléctrica Cybertruck y algunas unidades del Model Y. Los problemas venían principalmente de la pérdida de hasta el 80% de los cátodos en la producción de prueba, un porcentaje mucho mayor al de sus contrincantes, que tan solo pierden el 2%.

Eso, sin embargo, no les impedirá mejorar su papel en el mercado con las baterías, según informan desde Estados Unidos. El medio The Information asegura, tras consultar fuentes directas de Tesla, que se está trabajando en el desarrollo de hasta 4 nuevos tipos de baterías, tanto para sus futuros coches eléctricos como para el robotaxi. ¿Le fecha marcada en el calendario? 2026. Estas cuatro baterías serían derivadas de una generación de las celdas 4680, bajo el nombre 4680D: esta nueva letra añadida haría mención al nuevo proceso de fabricación «seco» que quiere llevar a cabo Tesla.

Ya hemos hablado de esto antes: los electrodos de las baterías actuales usan un tipo de suspensión húmeda que, además de ser más cara, es más dañina para el medioambiente y ocupa mucho espacio físico en las plantas de producción. El nuevo método de fabricación de cátodos secos, usando polvos secos con un aglutinante, es más eficiente, ecológico y barato. Gracias a este avance tecnológico, así como el uso de ánodos de carbono de silicio, Tesla podrá lanzarse en un par de años a la producción masiva de nuevas baterías.

Estas serían la NC05, la NC20, la NC30 y la NC50 (NC es «new cell», nueva celda). La primera de todas, la NC05, debería ser la base del nuevo robotaxi, así como también para la Cybertruck o el camión eléctrico Semi. Por su parte, la NC20, que ofrecerá una mayor densidad energética, dará vida a un SUV eléctrico y, de nuevo, a la Cybertruck. En tercer lugar, la NC30, ya con los ánodos de carbono de silicio, permitirá mejores autonomías y potencias de carga, en un futuro sedán eléctrico y en la Cybertruck. Por último, la NC50 se destinaría a vehículos de alto rendimiento, como el futuro Roadster.

Actualmente Tesla compra la gran mayoría de baterías que usa en sus coches eléctricos a la japonesa Panasonic, a la china CATL y a la surcoreana LG. La presión por lanzar nuevos vehículos eléctricos asequibles y de los rivales con la llegada de nuevos modelos está empujando a Tesla a mejorar su desarrollo interno de baterías y a mejorar la integración vertical de su proceso de producción.